Romario Dos Santos, un brasileño de 26 años que estuvo al borde la muerte tras inyectarse una mezcla de aceite mineral, analgésicos y alcohol para que sus músculos crecieran al estilo Hulk.
Al hombre no le bastaba lucir corpulento, quería convertirse en el superhéroe verde, así que se inyectó la bomba, conocida como Synthol, dos veces por semana durante un año. Sus bíceps llegaron a medir 56 centímetros de diámetro.
Pero la vanidad le duró poco, pues los médicos le advirtieron que si no dejaba de hacerlo, los obligaría a amputarle los brazos para salvarle la vida.
Pero eso no fue todo, su esposa le advirtió que lo abandonaría si no ponía punto final a su adicción. Como todo se le venía encima, el joven intentó suicidarse.
Luego de su recuperación, optó por seguir viviendo y sustituyó su droga por suplementos alimenticios de crecimiento muscular. Han pasado 5 años ya desde que Romario dejó el Synthol y busca que su historia sirva de ejemplo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 2 de agosto de 2016 a las 2:32 PM