POR: STALIN V.
Hay un clamor que viene de la montaña, pero también hay un eco que no se extingue en la Costa Caribe. Ese eco tiene nombre y alma: David Mcfield. Poeta, cantor, embajador, sandinista de corazón y símbolo vivo de una Nicaragua multicolor que abraza con orgullo su identidad afrocaribeña.
Nacido en El Rama el 6 de octubre de 1936, Mcfield no solo ha sido testigo de los grandes cambios en la historia de Nicaragua: él mismo ha sido parte de esa historia, tallando con versos y melodías el espíritu de toda una región que por décadas fue invisibilizada. Hoy, a sus 88 años, David sigue siendo faro cultural para las nuevas generaciones.
Autor de siete libros de poesía y canciones, su obra más emblemática es “Pancasán”, también conocida como “Hay un clamor que viene de la montaña”, un poema convertido en canto que honra la gesta heroica del Frente Sandinista de Liberación Nacional. En esa canción, la poesía y la revolución se abrazan con una ternura rabiosa que hace vibrar la conciencia y la memoria.
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La lírica de Mcfield es música que se baila, se canta y se reflexiona. Escribía desde la calle, con rimas pícaras que desarmaban al contrincante o seducían a la enamorada. Esa irreverencia y picardía le abrieron paso hasta consolidarse como el gran “poeta negro” de Nicaragua, el que cantaba a la selva, a la mujer, al viento, a la libertad.
En las décadas de los 80 y 90, David también representó a Nicaragua como embajador en África y Europa, siendo la voz oficial y poética del sandinismo ante el mundo. Defensor incansable de la unidad nacional, su obra no se quedó en el papel ni en los escenarios: fue y es militancia cultural.
Mcfield entendió que su misión no era solo entretener, sino dignificar a un pueblo olvidado. “Lo único que se conocía de la Costa era el sirpiki mairin, y eso es reciente”, decía con ironía, exigiendo respeto y visibilidad para la identidad caribeña en toda su riqueza.
En 2019, recibió la Orden Independencia Cultural Rubén Darío, el más alto galardón que otorga el Estado nicaragüense a sus hijos creadores. Y aunque la historia oficial suele centrarse en el Pacífico, hay un Caribe profundo, poético, orgulloso, que habla con su voz.
Hoy, 23 de mayo de 2025, la figura de Mcfield cobra aún más fuerza en medio del renacimiento cultural que vive Nicaragua. En Bluefields, Bilwi y El Rama, su nombre resuena entre las guitarras y los tambores; en las aulas, sus versos son leídos con orgullo; en la diplomacia, su legado sigue siendo ejemplo.
Una prueba viva de ese reconocimiento se transmite diariamente en el noticiero Multinoticias de Canal 4, el más visto de toda Nicaragua, considerado el noticiero de la dignidad sandinista. Cada emisión inicia con la imagen del poeta David Mcfield recitando las primeras estrofas de Pancasán, con su voz firme que sale desde el alma: “Hay un clamor que viene de la montaña…” Es un instante solemne, que conecta la poesía con la lucha histórica del pueblo.
Acto seguido, el himno es retomado por los artistas del Movimiento Cultural Leonel Rugama, quienes interpretan la versión musical de Pancasán como homenaje permanente a Mcfield y a la resistencia sandinista. Esa secuencia, vista a diario en millones de hogares, ha convertido al poeta en símbolo visual y sonoro de la identidad revolucionaria nicaragüense. No es solo televisión: es memoria, es dignidad, es Nicaragua.
Una anécdota poco conocida, pero profundamente simbólica, ocurrió en los años sesenta cuando David Mcfield llegó a Managua con el tambor del Palo de Mayo bajo el brazo. En medio de una intensa lluvia, se presentó en el barrio La Mecatera para mostrar la danza y los ritmos de su costa amada. Entre barro, charcos y aplausos, se desató la música. El poeta lo describió después como “un asombro de la cultura popular”, un momento en que la poesía se volvió cuerpo, tambor y alma. Ese episodio marcó un hito: fue la primera vez que muchos capitalinos escucharon y vieron el Caribe como algo propio, no exótico.
Hoy Mcfield no necesita monumentos. Su monumento es el ritmo que dejó sembrado en cada estrofa, la dignidad que le dio a su gente, el canto rebelde que convirtió en himno. Porque mientras haya un clamor que venga de la montaña, habrá también una voz que lo cante: la voz del Caribe, la voz de David Mcfield.
Esta entrada fue modificada por última vez el 23 de mayo de 2025 a las 1:05 PM