Desinformación, alma del Fascismo, arma contra la Democracia

Foto Multinoticias / archivo de imagen de Canal 4 Nicaragua.

Por Edwin Sánchez, escritor de Orden Rigoberto Cabezas.

I

En una época en que los “informes” de ciertos órganos de las Naciones Unidas son falacias contratadas

Cuando los que dicen proteger los derechos humanos corrompen su función relatora para cuadrar sus prefabricadas “investigaciones” con las mendacidades de alto presupuesto de los oligo-regímenes conservadores

Cuando ya la verdad nada importa sino la obcecación de destruir la soberanía nacional de una nación…

Sus acorazados mediáticos surcan los mares de la abyección, tratando de terminar el “trabajo” sucio con bombardeos de odio, fake news, infamias

He ahí Nicaragua bajo el fuego graneado de las cañoneras de la posverdad, esa “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” (Real Academia Española).

Apuntan al país con su brutal punto de mira, que, explica el diccionario, es una “pieza de las armas de fuego para asegurar la puntería”.

La alevosía consiste en poner de mampuesta el civilizado punto de vista, que, a diferencia de la primera, es “Cada uno de los modos de considerar un asunto u otra cosa”.

Esta es la época cuando el trasiego de supercherías y la deshonra del periodismo son galardonados por desestabilizar las democracias sin códigos de barras.

Ciertamente, cada línea de la desinformación es un atraco flagrante a la Democracia.

Porque no es parte del espíritu de este sistema de los hombres.

La desinformación nació en las entrañas del fascismo.

Quien hace uso de esta se revela como un epígono post mortem del Nazi-Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels.

Por ende, aquellos que se empecinan en expeler medias verdades y arrojar mentiras completas, son más de lo mismo: fascistas.

Y tratan de imponer sus embauques sin el más mínimo respeto a las audiencias, rebajadas a vertedero de sus porquerías.

Sus mentiras comienzan desde el momento en que se autoproclaman “democráticos” y “defensores de la libertad”, cuando ni siquiera aceptan las deshumanizadas reglas del cinismo: lo superan.

Arteros. Grandes manipuladores. Nacieron para pervertir.

Silencian a Nicaragua y solo suenan al máximo los nocivos decibeles de sus invectivas disfrazadas de análisis, tortuosas entrevistas a sus mismas criaturas elevadas a “destacados líderes”, aunque sean caricaturas insolventes y “expertos” en lo que sea, sin más gracia que su vil empeño en hundir la Patria en la desgracia.

Sus embestidas están dirigidas a eliminar de la faz de la tierra el Estado Soberano, nuestra Historia (por una historieta), nuestra Cultura, el Progreso y la Economía, para “editar” Nicaragua a la medida de sus insidias.

Se atreven a deshacer la República en sus cuarteles de acusadores, mal llamadas “Salas de Redacción”, llevarla sin el debido proceso al detractor Consejo de Veredictos que expulsa sus exacerbadas tergiversaciones bajo el eufemismo de “Línea Editorial”, cuya sentencia condenatoria debe ser convertida en “hechos” mediante el bombardeo indiscriminado de sus remuneradas inmundicias.

Inventaron, por ejemplo, durante las elecciones anteriores, que el Consejo Supremo Electoral “no permitió” las candidaturas presidenciales de unos panes sin sal… de representatividad.

Luego, que la Policía “reprimió” a la “oposición democrática” (?). Luego, que “echó preso” a los “aspirantes presidenciales”.

Luego, que el Gobierno impidió las “misiones de observadores” que, para variar, ya venían con su candidato “electo” fuera del país, al que ungirían con sus desinformes “técnicos”.

Luego, que “los comicios fueron fraudulentos”.

Nada de eso verificaron los periodistas pretorianos.

Solo “editorializaron”, desde los infundios al por mayor de CNN hasta El País de España, pasando por las pulperías del menudeo desinformativo.

Para nada tomaron en cuenta un pilar esencial del verdadero periodismo: el ¿por qué?, mientras el ¿cómo? lo adulteraban coludidos con sus “paladines” y comerciantes de los DDHH, en un involucramiento inaudito del “periodista” en la falsificación de las circunstancias.

Resultado, los sujetos involucrados en un intento de Golpe de Estado no solo fueron absueltos sino canonizados como “Las Madres Teresas de Calcuta de la democracia”.

Desde la fracasada intentona desembolsada de erarios foráneos hace siete años, los medios de maquinación se han encargado de que sus “noticias” chatarras se instalen como la “realidad” de Nicaragua.

No comprueban. No contrastan. Ocultan. Calumnian.

Por supuesto, los “periodistas” independientes de la veracidad tampoco honran la “libertad de expresión” al ocuparla como plataforma para violentar los derechos humanos de los nicaragüenses, toda vez que su deleznable operación es para justificar castigos económicos, bloqueos comerciales y congelamiento de las fuentes crediticias.

II

En la Enciclopedia Política de Rodrigo Borja, desinformación es “dar errónea información por los medios de comunicación de masas con el fin de confundir, desorientar o llevar a engaño a la opinión pública”.

Los nicaragüenses y de otras nacionalidades deben enterarse de que hay una República verdadera y otra publicada con maldad. Esta corresponde a la visión infame que ofrece la prensa venal y pregoneros de falsedades enmascarados de “fuentes fidedignas”.

“Porque desinformar es dar deliberada e intencionalmente información incorrecta, a través de la prensa, con propósitos políticos”, sostiene el expresidente ecuatoriano.

Desinformar, en este sentido, es un concepto diferente de subinformar…”.

Este infernal despropósito de la prensa comprada es tan terrible como la injuria, pues si no se logró asesinar la reputación de un Estado, de sus autoridades, con la subinformación pretenden ultimar la legitimidad de un sistema.

Borja conceptúa que subinformar es “ocultar información a quienes tienen derecho a conocerla o dar información insuficiente o incompleta sobre algo con el propósito de manipular la opinión de la gente”.

De tal manera que un país bajo las cañoneras del seudo periodismo se ha convertido ficticiamente en “desastre”, “dictadura”, “antidemocrático”, “estado policiaco”, “sumido en la calamidad”.

Pero la frase “original” predilecta, para los que le pegan fuego a Roma y después con la lira de la mentira y otras diatribas inculpan a los inocentes, es: “Nicaragua vive una crisis desde 2018 bla-bla”.

Ciertamente, al convertir la desinformación y la subinformación en un modus vivendi, se comprueba que los nefarios verdugos de la verdad ostensiblemente demuestran que no están comprometidos con los valores de la Democracia.

Son embaucadores.

Pues de una misma fuente no pueden brotar agua cristalina y aguas negras a la vez.

De ahí que el jurista ecuatoriano concluya:

“Lo cierto es que la desinformación es uno de los procedimientos vedados en el régimen democrático.

Sin embargo, ella se da con frecuencia y a veces proviene no del gobierno sino de los medios de comunicación comprometidos con determinados intereses políticos o económicos.

La desinformación se da más a menudo de lo que quisiéramos en las ‘teledemocracias’ contemporáneas”.

III

Si Nicaragua “vive una crisis bla-bla”, difícilmente contara con las mega obras que exaltan el admirable paisaje del litoral Pacífico.

Este nuevo hito histórico, que solo es una pequeña muestra del gigantesco desarrollo de la infraestructura nacional, es censurado por la mezquindad de los que demolieron la ética periodística.

La carretera Costanera “abarcará 119 kilómetros de longitud en su primera fase y está diseñada para mejorar el acceso y la conectividad a 60 playas, volviéndola así un corredor turístico y productivo”.

Hay un 55% de avance, informó el ingeniero Harold Torrez, responsable de la Dirección General de Vialidad, MTI (El 19 Digital).

Si los destructores de la objetividad “borran” el acontecimiento es por el “pecado” de ser una “verdad oficial” que tiene el “defecto” de estar soportada pie por pie, pulgada por pulgada, metro por metro, por el gozo de los lugareños, productores, inversionistas, turistas, visitantes, extranjeros y nacionales, que caminan, transitan y ruedan sobre 57 kilómetros pavimentados.

No es noticia” porque las modernas vías acortan los tiempos y las distancias, tiran los atascaderos a los malos recuerdos y le cambia la vida —y es lo que más duele a los mercaderes de la desinformación— a más de 2 millones de habitantes.

No interesa” para nada que se construyan 47 puentes (26 en junio) y cajas puentes.

No es importante” que se conozca en el exterior haber acabado con siglos de inundaciones provocadas por el desborde de los ríos en las áreas costeras, antes conectadas por trochas e insinuaciones de caminos, a pesar de los impuestos pagados por el pueblo desde la colonia.

Pero ¿qué es esto de “la verdad oficial”?

Es otra forma de desprestigiar a Nicaragua con la subinformación, para sembrar dudas. Que no es cierto.

La muletilla de marras (“la crisis que vive bla-bla”) es desmentida por una Nicaragua que “al finalizar 2025 contará con 79 hospitales públicos, una cifra que no tiene comparación en la historia del país ni en Centroamérica, cumpliendo con ello la visión social de los Copresidentes el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, de facilitar un servicio gratuito con calidad y lo más cercano a la población” (Ministra de Salud, Ofelia María Villalobos, Radio 580).

Crisis” rebatida de raíz por las reservas internacionales brutas (RIB) que alcanzaron, detalla el Banco Central, un nuevo máximo histórico de 6,981.8 millones de dólares en mayo de 2025, reflejando un crecimiento sostenido que consolida la estabilidad económica del país.

Crisis había en 2006, cuando el país contaba con 34 máquinas de hemodiálisis y se atendía a 96 personas.

Mas no se puede hablar de “crisis” cuando en la actualidad se cuenta con 330 aparatos —aparte de los del Hospital Militar y los nosocomios privados— y se atiende gratuitamente a más de 2 mil 200 pacientes con insuficiencia renal.

Esto apenas son unas escasas ilustraciones de la Nicaragua de hoy que callan los cancerberos.

Por eso, cuando los nicaragüenses que residen allende las fronteras retornan a su Patria, literalmente se desintoxican de lo que les atosigaron los órganos oficiales de la ruindad y la patraña.

Porque lo que prevalece en la Patria del General Augusto César Sandino es un meridiano ambiente de paz, tierra adentro de sus cardinales avances.

Paz habitada que deshace la mentira asquerosa de la miseria humana rentada que quiere deformar, como sus almas deformadas, la realidad tan precisa de Nicaragua: el Mayor Granero que Centroamérica ha contado en toda su historia.

Y sin dudas, por su envidiable hato ganadero y caprino, la principal Vía Láctea del Istmo.

Estos son algunos de los hechos, gracias a Dios, que la gente, más temprano que tarde, termina dándose cuenta.

Es que nada es eterno en este mundo.

Menos que la desinformación tenga una audiencia inacabable por los siglos de los siglos.

La mentira también envejece.

Amén.

Esta entrada fue modificada por última vez el 17 de junio de 2025 a las 3:34 PM