Por, Stephen Sefton, 22 de junio 2025.
La criminal agresión no provocada de Israel y sus patrones norteamericanos y europeos contra la República Islámica de Irán es una guerra depredadora contra la soberanía de las naciones del mundo mayoritario y la autodeterminación de sus pueblos. Por supuesto, en primer lugar es una guerra existencial para la República Islámica de Irán, pero para las naciones y pueblos del mundo mayoritario, como otros han observado, es una guerra civilizacional la cual determinará su verdadera independencia del dominio occidental. Desde otra óptica, también es el enfrentamiento de una positiva visión solidaria que promueve el desarrollo humano de los pueblos y la avaricia nihilista de las élites occidentales que quieren acaparar la riqueza del mundo en beneficio propio.
Desde la perspectiva de las élites norteamericanas y europeas, el nuevo orden mundial en desarrollo amenaza su acostumbrado dominio político-militar y el consiguiente control económico neocolonial basado en siglos de despiadada agresión imperialista. Creyeron que su sistema político-militar y socio-económico siempre iba a poder mantener las enormes injustas ventajas económicas derivadas de sus históricos crímenes de genocidio, conquista y esclavitud. También llegaron a creer su propia propaganda que no hay alternativa al modelo del capitalismo neoliberal y su consecuente dominio del sistema financiera internacional.
Para las élites occidentales, su guerra contra Irán es otra apuesta más para afirmar su preeminencia político-militar o, a lo mejor, para asegurar una posición más fuerte desde la cual llegar a un nuevo acuerdo geo-estratégico con China y Rusia. La derrota estratégica del Occidente en Ucrania ha generado una respuesta política y económica de las clases gobernantes occidentales que prioriza una todavía mayor militarización de sus políticas exteriores. En el caso de los Estados Unidos norteamericanos, se ha aprobado para 2025 un presupuesto de defensa de US$850 mil millones. Sin embargo, en verdad ese monto es solamente 45% del monto total disponible para el gasto militar en 2025, el cual suma a un total de US$1.9 billones.
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El Departamento de Defensa norteamericana tiene seis sub-componentes a que se refiere como “agencias”. La fuente oficial USAspending.gov explica que, “Los desembolsos para un año determinado no son un subconjunto de las obligaciones de la agencia para ese año, ya que las agencias pueden pagar fondos relacionados con obligaciones de años anteriores.” Así que el gasto militar norteamericano en un año dado puede superar de manera significativa el monto que fue presupuestado por el Congreso para ese mismo año. De todos modos, en términos generales, aun el gasto militar norteamericano presupuestado para 2025 es más de doble el gasto correspondiente de Rusia y China en conjunto.
En el caso de los países europeos, su gasto militar es similar o quizás un poco mayor, al gasto combinado de China y Rusia. Sin embargo, por motivo de la crónica ineficiencia y desmedida corrupción de la industria militar norteamericana y europea, la producción industrial militar de Rusia es varias veces mayor que la producción del Occidente colectivo. Por ejemplo, para el fin de 2025, las empresas de armamentos norteamericanas esperan poder producir 100,000 proyectiles de 155 mm por mes. La empresa consultora occidental Bain ha calculado que en 2024 Rusia producía más de 350,000 proyectiles de 155mm al mes. Esta información da un poco de contexto del motivo de la urgencia con que los países de la OTAN van a debatir en La Haya este 24 y 25 de junio un posible aumento de 5% anual en su gasto militar.
El 4 de marzo de este año la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró: “Estamos en una era de rearme. Y Europa está lista para aumentar masivamente su gasto en defensa. Tanto para responder a la urgencia a corto plazo de actuar y apoyar a Ucrania como para abordar la necesidad a largo plazo de asumir mucha más responsabilidad por nuestra propia seguridad europea… Re-armar Europa podría movilizar cerca de €800 mil millones para una Europa segura y resiliente. Continuaremos trabajando estrechamente con nuestros socios en la OTAN. Este es el momento para Europa. Y estamos listos para asumir el reto.”
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Se trata de un agenda político-militar muy estrechamente coordinada por las criminales élites anti-democráticas occidentales. El pasado 17 de junio, la señora Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, escribió un artículo con el título “Europa y el Momento del Euro Global”. Allí, la señora Lagarde plantea que los gobiernos europeos deben aprovechar la coyuntura internacional para fortalecer su credibilidad y su “poder duro”: “Europa está experimentando un cambio importante hacia la reconstrucción de su poder duro, lo que también debería ayudar a reforzar la confianza mundial en el euro… Las industrias estratégicas, como las tecnologías ecológicas y la defensa, deben recibir apoyo a través de políticas coordinadas en toda la Unión Europea.”
Nadie ha elegido a las señoras von der Leyen y Lagarde. Son fichas seleccionadas por las élites occidentales para mantener y coordinar la posición subordinada de Europea en relación a los Estados Unidos norteamericanos, impuesta desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, en este momento histórico, se trata de la asignación de una división de funciones, dejando a Europa a enfrentarse a la Federación Rusa, mientras la clase gobernante norteamericana se dedica a desarrollar su agresión contra China. En esencia, el enfoque de rearme de los países europeos de la OTAN implica la imposición a nivel europeo en perjuicio del desarrollo humano de sus propios pueblos de la destructiva visión nihilista de las élites norteamericanas.
En un seminario del Parlamento Europeo este pasado mes de abril, el economista y antiguo Ministro de la Economía de Grecia ,Yanis Varoufakis, declaró, “La Unión Europea es ahora un Proyecto de Guerra en toda regla, un proyecto que nos llevará a una guerra permanente, o nos llevará a una bancarrota todavía mayor, o probablemente a ambas cosas.” El argumento de Yanis Varoufakis es que el endeudamiento necesario para garantizar la inversión militar, supuestamente para revertir la desindustrialización de sus respectivas economías, garantiza que Europa sera “menos segura, más desigual, más débil.” En este contexto, el Reino Unido, Alemania y Francia actúan como cómplices del genocidio sionista en Palestina, la destrucción del Líbano y de Siria y a la flagrante agresión no provocada de Israel y el gobierno norteamericano contra Irán.
Junto con el gobierno del presidente Trump, los gobiernos europeos sostienen la transparente mentira que se preocupan por el tema del programa nuclear iraní, cuando es más que evidente que persiguen el derrocamiento del gobierno de la República Islámica de Irán. Las élites occidentales siempre han tratado la región de Asia Oeste como una extendida zona colonial. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el Occidente colectivo se ha sometido a la política regional de las administraciones norteamericanas, desde los presidentes Truman y Eisenhower hasta los presidentes Nixon y Carter. En enero 1980, después de la Revolución Islámica en Irán y el inicio de la ayuda militar soviético en defensa del legítimo gobierno de Afganistán, el presidente Carter enunció su llamado “Doctrina Carter”.
El presidente Carter especificó que “Esta situación exige una reflexión cuidadosa, nervios firmes y una acción decidida, no solo para este año sino para muchos años por venir. Exige esfuerzos colectivos para enfrentar esta nueva amenaza a la seguridad en el Golfo Pérsico y en el suroeste de Asia. Exige la participación de todos aquellos que dependen del petróleo de Oriente Medio y que están preocupados por la paz y la estabilidad mundiales… Que nuestra posición sea absolutamente clara: un intento de cualquier fuerza externa de hacerse con el control de la región del Golfo Pérsico se considerará un asalto a los intereses vitales de los Estados Unidos de América, y dicho asalto será repelido por cualquier medio necesario, incluida la fuerza militar.”
Poco ha cambiado en más de cuarenta años. Ahora, el gobierno norteamericano está aplicando la Doctrina Carter junto con sus aliados europeos y su perro de ataque en la región, Israel, para agredir al pueblo y gobierno la República Islámica de Irán. Este nuevo nefasto atento es la culminación de cuarenta y cinco años de agresión económica, intentos de golpe suave, asedio diplomático, sabotaje cibernético, brutal terrorismo y asesinatos selectivos, nada de las cuales jamás iban a poder lograr su objetivo de derrocar el gobierno islámico en Irán. Ahora la despiadada agresión en marcha de parte del Occidente colectivo contra Irán no tiene nada que ver con el programa nuclear de Irán.
Los motivos fundamentales de la agresión occidental para derrocar el gobierno de la República Islámica de Irán son otros. Inmediatamente, el gobierno norteamericano y sus aliados esperan poder acabar con el Eje de la Resistencia en defensa de Palestina liderado por Irán. Pero de todavía mayor importancia para ellos es el imperativo para el Occidente colectivo de impedir la integración de la región eurasiática promovida por China y Rusia. La reciente cumbre en Kazajstán del 16 al 18 de junio, de China con las naciones de Asia Central, demostró los tremendos avances y la progresiva, práctica realización del potencial económico de la región.
Junto con casi todos los países de Asia Central, Irán es miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, es asociado de la Unión Económica Eurasiática y es miembro pleno del grupo de países BRICS+. Iran tiene acuerdos estratégicos con la República Popular China y con la Federación Rusa, los cuales contemplan mayores intercambios comerciales, grandes inversiones de largo plazo y cooperación en todos los aspectos de la vida nacional, incluyendo la seguridad y la defensa. Irán es un país absolutamente esencial para la implementación del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur que conecta la India con Rusia y el este de Europa.
Entonces, es evidente que el Occidente colectivo espera poder destruir Irán para sabotear la integración eurasiática y perjudicar los intereses de China y Rusia en la región. Al lograr esos objetivos los países occidentales van a poder completar su re-colonización de Asia Oeste y así frustrar el pleno desarrollo de un nuevo orden mundial basado en relaciones internacionales más democráticas y justas y en cumplimiento estricto de las normas del derecho internacional. El próximo 5 y 6 de julio habrá la próxima cumbre de los países del grupo BRICS+ en Brasil, donde seguramente se va a aclarar la posición del mundo mayoritario en defensa de la República Islámica de Irán.
Pase lo que pase, como observó el Presidente Valdimir Putin durante su intercambio con los medios extranjeros durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, “El nuevo orden mundial está emergiendo naturalmente, como el amanecer. No hay escapatoria. Nuestro papel es ayudar a dar forma a sus contornos, quizás despejando el camino para que este proceso sea más equilibrado y esté alineado con los intereses de la abrumadora mayoría de los países. Anticipamos firmemente que todas las naciones llegarán a reconocer y eventualmente comprenderán, como he dicho anteriormente – que este enfoque para encontrar una solución demuestra ser muy superior a la presión coercitiva o al paradigma neocolonial en el que la humanidad ha vivido durante siglos.”
Esta entrada fue modificada por última vez el 22 de junio de 2025 a las 6:08 PM