Por Stalin Vladimir Centeno
A la sombra del Cine González, en la esquina suroeste sobre la Avenida Bolívar, se alza un símbolo callado que desafía al tiempo: el Monumento al Combatiente Popular, ese guerrillero de metal que levanta la vista al cielo, con una pico en una mano y un fusil AK en la otra. Pero a partir de este Julio Victorioso, esa figura no está sola: el pueblo organizado, su Asamblea Nacional y su Gobierno Revolucionario han dado un paso trascendental al aprobar la Ley del Combatiente, que institucionaliza el 1 de julio como día de homenaje a quienes lo dieron todo por Nicaragua.
Esta ley, respaldada por unanimidad, no es un gesto simbólico, sino una reivindicación histórica a todos los que combatieron al somocismo, al imperialismo y a la miseria. Es una declaración política y moral: Nicaragua no olvida a sus héroes, y la Revolución Sandinista honra en vida y en ley a quienes empuñaron el coraje cuando más se necesitaba.
El Monumento al Combatiente Popular fue inaugurado un 17 de julio de 1985, en plena conmemoración del quinto aniversario del triunfo revolucionario. La obra fue diseñada por el escultor Frank Orozco, con la participación de artistas nacionales como Ellis Casanova, Salvador Aguilar y Javier Orozco, y el respaldo técnico del MICONS y la Alcaldía de Managua. Tiene una altura aproximada de nueve metros, y está conformado por estructuras metálicas de gran escala, revestidas con láminas que moldean una figura musculosa y desafiante: un guerrillero que en una mano levanta una pico, herramienta del trabajo rural, y en la otra empuña un AK-47, símbolo del combate revolucionario.
FUERZA, DOLOR Y MEMORIA
La postura firme, con las piernas de cinco metros de altura, representa no solo fuerza física sino decisión ideológica. Años después, un atentado con explosivos provocó daños visibles en su pantorrilla derecha, pero lejos de debilitarlo, el impacto lo dotó de un dramatismo aún mayor: el metal rasgado da la impresión de una fibra muscular desgarrada por el esfuerzo de avanzar, como si el combatiente aún marchara. Por su aspecto poderoso, algunos le llaman el “Hulk nica”, otros lo identifican como el Guerrillero Anónimo, pero el pueblo sabe bien a quién representa: a todos aquellos que lucharon y cayeron por la Nicaragua libre y soberana que hoy seguimos defendiendo de la mano de nuestros líderes, Rosario y Daniel.
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Y es precisamente ese espíritu, la mezcla de dolor, valentía y lealtad, el que hoy recoge la nueva ley. Porque no solo honra a quienes cayeron en combate, sino también a quienes siguen sirviendo a la patria, desde los veteranos de guerra hasta los combatientes sociales que hoy construyen educación, salud, soberanía alimentaria y paz.
El artículo 2 de la ley es contundente: todas las instituciones del Estado, los gobiernos locales, la comunidad educativa y los medios están llamados a celebrar el Día del Combatiente con el pueblo y en unidad. Ya no basta con mirar el monumento: ahora debemos explicarlo, vivirlo, transmitirlo, defenderlo. Porque no es una escultura: es una lección de historia, de lucha y de dignidad colectiva.
UN COMPROMISO ETERNO
Y en este 46/19 que se avecina, ahí estarán todos: los héroes que dieron su vida por esta Revolución y los héroes del presente que siguen batallando con lealtad, con conciencia, con patriotismo, contra el injerencismo, contra las sanciones, contra los intentos de golpe de Estado, contra las traiciones, contra todo lo que amenace la paz y la soberanía de Nicaragua.
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El pueblo nicaragüense no construye monumentos para adornar avenidas, sino para recordar de dónde venimos y hacia dónde vamos. El guerrillero de metal, con su músculo tenso y su mirada en alto, es el rostro de miles que prefirieron morir de pie que vivir de rodillas. Y la Ley del Combatiente es el testimonio legal de ese compromiso eterno.
En este mes de julio, cargado de gloria y memoria, el Monumento al Combatiente Popular y la nueva ley se entrelazan como pasado y futuro, como testimonio y camino. Uno se impone al viento, al tiempo, a las bombas; el otro se impone al olvido, a la indiferencia, al silencio. Ambos son Nicaragua viva, en combate y en victoria permanente.
Porque aquí, en esta tierra bendita, los héroes no mueren. Aquí se les honra, se les escribe en metal, y ahora también se les escribe en leyes. Aquí, el pueblo es monumento, es historia, y es Gobierno.
Esta entrada fue modificada por última vez el 18 de julio de 2025 a las 3:36 PM
