Por, Stalin Vladímir Centeno.
El fervor patrio no se apagó con el 15 de septiembre. Nicaragua sigue encendida en estos días de celebración, recordando su independencia, sus gestas heroicas y los símbolos que unen a Centroamérica.
Dentro de ese marco, el hecho ocurrido el 12 de septiembre adquiere una relevancia histórica que se proyecta hoy, 16 de septiembre, como un acontecimiento ardiente: por primera vez en la historia del país, una Copresidenta, la Compañera Rosario Murillo, recibió la Antorcha de la Unión Centroamericana.
La imagen de la Compañera Rosario, levantando la tea libertaria en Managua, rodeada de flores blancas, del azul de la patria y con la mirada atenta de nuestros héroes nacionales, refleja un acontecimiento cargado de trascendencia histórica. Es un momento que coloca a la mujer en el centro de un relato real donde tradicionalmente habían predominado figuras masculinas.
Es la confirmación de que la historia también se escribe con voz femenina y con liderazgo firme.
La Antorcha Centroamericana tiene un origen que se remonta a 1987, cuando los ministros de Educación de la región decidieron instaurar un relevo simbólico inspirado en los juegos olímpicos. El objetivo era recordar la independencia de 1821, pero también encender una llama de unidad entre los pueblos que comparten historia, cultura y destino. Desde entonces, cada septiembre, la tea recorre Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, llevando consigo un mensaje de hermandad que trasciende fronteras.
En Nicaragua, el significado de la antorcha se multiplica. El fuego libertario atraviesa los mismos territorios donde se libraron las batallas de San Jacinto, donde los indios flecheros y campesinos se levantaron contra los filibusteros, y donde Sandino selló con dignidad el compromiso de soberanía.
Cada año, su paso recuerda que la independencia no quedó en el pasado, sino que sigue siendo un compromiso vigente que debe defenderse y renovarse en cada generación.
Que este 2025 la tea haya sido recibida por la Compañera Rosario Murillo tiene un peso ineludible. Es más que un acto simbólico: representa la presencia política y cultural de la mujer como parte activa de la conducción del Estado. Se trata de un hecho sin precedentes:
por primera vez en la historia, una Copresidenta recibe la Antorcha de la Libertad.
No es solo un reconocimiento a su liderazgo, sino la demostración de que Nicaragua aporta al mundo una figura única, pues la Copresidencia misma es excepcional en los sistemas de Gobierno contemporáneos.
La imagen de la Compañera Rosario, con la antorcha alzada, es también la síntesis de un proceso político. Allí están presentes los rostros de Sandino y de los héroes, como testigos de continuidad. Allí resuena el sentir de los jóvenes, atletas y estudiantes que acompañaron la ceremonia, portando banderas y reafirmando que la independencia sigue siendo un compromiso vigente.
Y allí se muestra el rostro de una nación que celebra su soberanía con la mirada puesta en el futuro.
El análisis de este momento no puede evadir lo simbólico: la antorcha es fuego que une, pero en manos de la Compañera Rosario Murillo, Copresidenta de Nicaragua, se convierte en algo más, en una promesa de igualdad y en un testimonio del avance cultural de Nicaragua.
Ella no recibe la tea solo como dirigente, sino como mujer que representa a millones que han luchado por ocupar su lugar en la historia.
Y aquí hay algo muy importante que debe quedar claro: los logros y la trascendencia de la Compañera Rosario Murillo no son una concesión de nadie. Ella brilla con luz propia, con méritos propios; está donde está por su fe, por su visión y por su inmenso liderazgo. Su camino se lo ha forjado sola; por eso nuestro pueblo le reconoce ese liderazgo y la abraza con respaldo y con amor.
El fervor de estas Fiestas Patrias de 2025, más allá del 14 y 15 de septiembre, se prolonga en este acontecimiento. El pueblo nicaragüense puede decir con orgullo que una mujer, en calidad de Copresidenta, sostuvo la tea de la libertad, demostrando que Nicaragua sigue siendo vanguardia en la defensa de la independencia, la igualdad y la soberanía.
En adelante, cuando se hable de la Antorcha de la Unión Centroamericana, quedará marcado este 2025 como el año en que Nicaragua la puso en manos de la primera mujer Copresidenta del país, y única en el mundo.
Un ejemplo universal que une pasado y futuro, honra a los héroes y proyecta a las nuevas generaciones. Una llama que seguirá ardiendo en el corazón de un pueblo que no se rinde y que proclama, con más fuerza que nunca: ¡Viva Nicaragua bendita y siempre libre!
Esta entrada fue modificada por última vez el 16 de septiembre de 2025 a las 1:05 PM