Constructores de La Paz: El llamado profundo, de Rosario Murillo

Foto Cortesía / Opinión.

Por Stalin Vladimir Centeno

En medio de un mundo sacudido por conflictos, egoísmos y poderes que buscan imponer el odio como norma, Nicaragua levanta su voz con claridad: la paz no es solo un destino, es una tarea diaria, una convicción que se construye entre todos. Así lo ha repetido la Compañera Copresidenta Rosario Murillo a lo largo de los años, con palabras llenas de espiritualidad, ternura, firmeza y sentido histórico.

Desde 2018, en los momentos más difíciles, su voz ha sido faro y abrazo. Fue entonces, en medio del dolor y la zozobra que vivió Masaya, cuando Rosario hizo su primer gran llamado:

“No queremos más violencia ni muerte.
Que vuelva la paz, el diálogo, la justicia”.

Ese llamado no era retórico. Era un clamor que brotaba de una madre, de una creyente, de una revolucionaria. Un grito que fundó el principio ético de los siguientes años: ser constructores de la paz como forma de resistencia, de sanación, de victoria.

Un año después, en 2019, reafirmó que la paz no podía fatigarnos. “No nos rendimos”, dijo entonces. Porque construir la paz no es cómodo, ni rápido, ni fácil. Es una batalla espiritual, moral y política. Es un acto cotidiano que se hace desde el respeto, el trabajo, la palabra, el abrazo, la oración, y sobre todo, desde la voluntad de no odiar.

En octubre de 2024, cuando ya el país había avanzado mucho, Rosario dejó claro que la paz no es un simple estado de calma: es una estructura viva cimentada en el cariño, la armonía y la reconciliación. Y agregó algo clave:

“La reconciliación no es olvido, es un compromiso de no repetir, de no odiar, de vernos como hermanos”.
La paz no es un silencio impuesto, sino una decisión colectiva de amor al prójimo.

Y este lunes 21 de julio de 2025, su mensaje volvió a sonar con claridad en los Medios del Poder Ciudadano, ampliamente sintonizados por el Pueblo Nicaragüense, Rosario habló con orgullo de una Nicaragua en júbilo, de fiestas populares, de proyectos concretos, de familias unidas.

Y entre cada palabra suya hubo un hilo invisible que lo une todo: la paz conquistada, celebrada, defendida. Una paz que no es pasiva:

Vigilantes siempre”, expresó.

Porque ser constructor de paz también es estar alerta ante quienes siembran el odio, el caos y la mentira.

Pero, ¿qué entendemos universalmente por “Constructores de la Paz”? Se trata de mujeres y hombres que promueven el entendimiento, la convivencia, la justicia y la esperanza, incluso en medio de la adversidad. Son personas que eligen la palabra antes que la piedra, la escucha antes que el grito, la reconciliación antes que la revancha. Un constructor de la paz es alguien que trabaja por un mundo justo, solidario y humano, donde las diferencias no se resuelvan con violencia, sino con compasión, con firmeza ética y con vocación de futuro. Y Rosario ha propuesto que ese papel nos lo asumamos todos.

La paz para Rosario no es un discurso vacío.
Es obra concreta. Es el Paso a Desnivel “Julio Buitrago” al servicio del pueblo. Es el Hospital de Juigalpa que recibe nuevos equipos. Es la Casa Materna restaurada. Es el título de propiedad entregado. Es el desfile de la juventud nicaragüense con orgullo nacional.

Paz es bienestar. Paz es alegría. Paz es justicia social.

Construir la paz no es tarea solo del Gobierno. Es una misión para todos. Desde el agricultor que cultiva con amor, hasta el maestro que forma nuevas generaciones sin resentimiento. Desde el niño que aprende a convivir, hasta el anciano que recuerda con gratitud.

Todos somos constructores de la paz si elegimos la esperanza sobre la amargura, la vida sobre la violencia, la ternura sobre la confrontación.

Rosario ha colocado este concepto en el centro del alma nicaragüense. No como una consigna de campaña, sino como un ideal nacional.

La paz somos todos”, repite una y otra vez.
Y en ese “todos” no hay exclusión. Hay responsabilidad compartida. Hay un país que se sabe forjador de su propio destino.

Ser constructores de la paz como nuestra Copresidenta propone es caminar con la frente en alto, con fe en Dios, con amor por esta tierra bendita.
Es saber que la paz no se impone: se cultiva, se cuida, se celebra, se vigila y se defiende.
Y como Rosario lo ha dicho sin cansancio, paso a paso, año con año:

Vamos adelante, porque és nuestro el porvenir.

Esta entrada fue modificada por última vez el 23 de julio de 2025 a las 5:04 PM