(+Fotos y Vídeo) La costumbre erótica japonesa de escribir en los cuerpos de las mujeres

“El libro de la almohada” de Sei Shōnagon —obra cumbre de la literatura japonesa durante el período Heian, que hace referencia a la costumbre de guardar los diarios íntimos en las almohadas que eran de cerámica o madera hueca—, inspiró “The Pillow Book” (1996, una de las obras maestras del cine dirigida por Peter Greenaway.

La costumbre erótica japonesa de escribir en los cuerpos de las mujeres

La escritora japonesa Shōnagon sirvió en la Corte en la década de 990, durante el esplendor y refinamiento cultural en la historia de Japón, quien recopiló en diarios autobiográficos la vida en el Palacio.

La película cuenta la vida de Nagiko (Vivian Wu), a quien su padre le dibujaba caligrafía en la cara cada cumpleaños desde la infancia como bendición tradicional. Durante el desarrollo de la historia contará su proceso de aprendizaje que simboliza el paso de ser soporte de escritura a convertirse en un pincel. En el transcurso, conoce a Jerome y la persuade al mostrarle su cuerpo en una escena de revelación y sensualidad, en la que menciona:

“Usa mi cuerpo como las páginas de un libro… De tu libro”.

El Shodō, caligrafía japonesa, es considerada un arte al igual que la pintura, ya que se practica con un pincel y un tintero; además de que posee un sentido filosófico que transmite conocimiento y belleza, es una de las herencias del budismo zen, en la cual no existen casualidades, y cada trazo siguiendo una forma, el balance entre los elementos y los espacios en blanco, conforman la armonía de esta disciplina. Nagiko resalta la necesidad de trabajar en un determinado tipo de piel para lograr escribir correctamente el arte de la tinta, pues se trata de una unión de sentimiento y transcendencia.

En ”The Pillow Book” existen juegos con el tiempo y pantallas múltiples que son usadas por Greenaway para romper con el lenguaje cinematográfico tradicional. Lo consigue por medio de la yuxtaposición simultánea de imágenes, al igual que sucede en la contraposición de impresiones de los haikus en la literatura japonesa. Crea un lenguaje que rompe con la pasividad del espectador para sumergirlo en un mar de tinta para, más tarde, devolverlo a la superficie con el cuerpo empapado de gotas negras.

Esta obra cinematográfica es capaz de envolverte en su atmósfera y posee una estética única que deleita al espectador, con lo cual logra penetrar hasta lo más profundo del ser. Tiene un lenguaje preciso como el bisturí de un cirujano, que nos somete a un estado de introspección.

Fuente: Cultura Colectiva

Esta entrada fue modificada por última vez el 3 de julio de 2017 a las 9:36 AM