Por Stalin Vladimir Centeno
Hablar del doctor Óscar Danilo Rosales Argüello no requiere excusas ni fechas en el calendario. Su historia, tan viva como necesaria, trasciende los aniversarios y se impone por sí sola. En Nicaragua, el Día del Médico se conmemora cada 16 de agosto en su honor, pero su legado no cabe en un solo día: vive en las montañas que lo vieron combatir, en el pueblo que lo convirtió en símbolo, y en el hospital que lleva su nombre, orgullo de la medicina pública en Centroamérica. Hoy más que nunca, su vida merece ser contada, recordada y defendida.
Nacido en León el 5 de enero de 1941, fue un niño humilde, brillante, lleno de inquietudes y sensibilidad social. Estudió en escuelas públicas y en el Instituto Nacional de Occidente, destacando como alumno disciplinado y entusiasta. En 1958 ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León) para estudiar medicina, una carrera que abrazó con pasión, pero que no lo alejó del compromiso político que ya lo habitaba desde joven.
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Durante su etapa universitaria se integró al Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y fue un destacado dirigente del CUUN. En 1963 viajó a la Unión Soviética y regresó con textos marxistas que distribuía entre compañeros, lo que provocó su detención en el aeropuerto por parte de la Guardia Nacional. Fue testigo, además, de la masacre del 23 de julio de 1959 en León, cuando su amigo Erick Ramírez cayó asesinado a su lado. Esos hechos definieron el rumbo de su vida.
Ya graduado como médico y docente universitario, siguió militando desde la clandestinidad. En julio de 1967, convencido de que la transformación de Nicaragua requería una entrega total, redactó su carta de renuncia a la UNAN-León, dirigida al rector, en la que escribió:
“He decidido con las más profundas convicciones y conciencia revolucionaria, incorporarme a la lucha armada del pueblo que se manifiesta en la lucha de liberación que impulsa el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Considero que el deber de todo intelectual y estudiante revolucionario es engrosar las filas del ejército inmortal de Sandino, que se cobija bajo las siglas gloriosas del F.S.L.N.”
Además de esa renuncia pública, Danilo dejó una carta personal para su esposa, Alba Nubia Ruiz, madre de su pequeño hijo Alexis. En ella decía:
“Cuida de nuestro hijo Alexis. Dile que su papá se fue con el corazón partido, que lo adoraba y que si no regresaba, lo hacía por él, por vos, y por todos los niños de Nicaragua. Que un día lo entendería, y que nunca dejara de amar a su pueblo.”
El 27 de agosto de 1967, durante la gesta heroica de Pancasán, el doctor Rosales murió combatiendo junto a sus compañeros del FSLN. Fue víctima de una emboscada montada por las fuerzas de la dictadura. No se tienen registros de su captura ni de tortura: murió de frente, como vivió, fiel a su causa, con principios y coraje.
Tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, el Gobierno revolucionario honró su legado renombrando el hospital de León como Hospital Escuela Óscar Danilo Rosales Argüello. Hoy, HEODRA no solo lleva su nombre: lleva su ejemplo.
En 2024, el Gobierno Sandinista del Pueblo-Presidente inauguró el nuevo HEODRA, el hospital más moderno de Centroamérica. Tiene 461 camas, 11 quirófanos inteligentes, especialidades como cirugía pediátrica, neurocirugía, oncología, maxilofacial, trasplantes, y cuenta con equipos de última generación: resonador magnético de 3 teslas, tomógrafo de 128 cortes, sistema de monitoreo intensivo y quirófanos automatizados.
Este hospital no es solo una infraestructura avanzada, sino un tributo en vida a los valores por los que luchó Danilo Rosales. Cada atención, cada vida salvada, es una flor más en su memoria, una victoria cotidiana contra la injusticia.
En una reciente conmemoración del Día del Médico, la compañera Rosario Murillo, Copresidenta de Nicaragua, expresó con emoción:
“Recordamos en memoria del legendario doctor, médico, revolucionario, entregado a su Patria, amor a Nicaragua, el doctor Óscar Danilo Rosales Argüello, quien fuera ejemplo de entrega, de dedicación, de sueño, aspiración y determinación de contribuir a la liberación de su Patria. Dejó todo para irse a la guerrilla. Pancansán Heroico, Heroico Pancasán. Ejemplo de nicaragüense íntegro, honrado, dedicado, militante de la causa del amor.” finalizó la compañera.
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Y ese amor, el amor por su pueblo, es lo que mantiene viva su llama. No murió: se multiplicó en cada brigada médica, en cada jornada de salud, en cada consulta atendida en su nombre.
Óscar Danilo Rosales vive en Nicaragua. Vive en su pueblo. Vive en la Revolución.
Esta entrada fue modificada por última vez el 17 de junio de 2025 a las 3:19 PM