Discurso del Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez en la Asamblea General de la ONU

foto cortesía / Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez.

NUEVA YORK –  ESTADOS UNIDOS / El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez durante su intervención, destacó que desde hace más de seis décadas el bloqueo económico ha privado a Cuba de acceso a sistemas bancarios internacionales, capital de inversión, tecnología, remesas y combustibles en la Asamblea General de la ONU.

A continuación mensaje integro de Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez:

Señora Presidenta:

Hablo en nombre de un pueblo que ahora mismo enfrenta, con escasos recursos, prácticamente sólo con voluntad, unidad y solidaridad, un huracán monstruoso.

Hemos escuchado el discurso infame, amenazador, arrogante, mentiroso y cínico del nuevo Representante Permanente de los Estados Unidos. Lo esperábamos, sabiendo de dónde viene el personaje y de sus turbios vínculos con el Secretario de Estado y la mafia política de Miami.

Ayer, desde este podio, dijo que se iba a referir a hechos, pero hizo justamente lo contrario. Solo recordaré lo que él parece ignorar a pesar de sus responsabilidades o lo que desvirtúa con espíritu mendaz: Las leyes y normas de agresión económica de su país contra Cuba no son

ambiguas en cuanto a acciones y ambiciones. Declaran abiertamente en ley la meta de restringir las relaciones comerciales, de inversión y crediticias de Cuba con todos los países. Establecen también en ley la obligación de los diplomáticos estadounidenses a cumplir con ese mandato en sus contactos con funcionarios de otros gobiernos. (Así está recogido en el Título 1 de La Helms Burton).

Las acciones hablan por sí solas y me referiré a ellas con claridad. Esta Asamblea podrá determinar por sí misma, como ha hecho durante 33 años, si se está o no ante un bloqueo económico.

En las últimas semanas, ha sido brutal e inédito el despliegue de presiones, intimidación y toxicidad del Departamento de Estado, a escala planetaria, para forzar a los Estados soberanos a cambiar su voto sobre la resolución que adoptaremos hoy. Han empleado todas sus armas y artimañas, en especial la coerción.

Pero la verdad, el Derecho, la razón y la justicia son más poderosas y contundentes.

No puede ocultarse que, en virtud de la política criminal de Estados Unidos contra Cuba, se priva con saña a mi país, en cualquier rincón del mundo, del uso de los sistemas bancarios para realizar pagos y cobros.

Se le priva de acceso a fuentes de financiamiento corriente; de capital de inversión; de remesas; de tecnología para la industria, la producción de alimentos, la infraestructura, el desarrollo científico y los servicios, incluyendo los más sensibles, como la salud.

Se priva a Cuba del acceso a combustibles, y a mercados para nuestras exportaciones de bienes y servicios. Se intimida a potenciales socios extranjeros y a sus gobiernos para que no comercien o inviertan en Cuba.

Me aventuro a preguntar: ¿Qué país podría encarar la tarea del crecimiento económico, el desarrollo y la prosperidad de su población, sin grandes dificultades, bajo una agresión tan despiadada? ¿Cuál lo ha logrado?

Cuba lo logrará, con certeza, pero será con mayor esfuerzo y tiempo debido al bloqueo. Aún con esas limitaciones extraordinarias y siendo Cuba un país en desarrollo de escasa riqueza natural, nuestra economía mostraba su viabilidad y sostenibilidad hasta 2019, año en que comenzó la política que el gobierno estadounidense denominó entonces de “máxima presión económica”: un endurecimiento del bloqueo a niveles sin precedentes que ha persistido hasta hoy.

El propósito estratégico del bloqueo es provocar un estallido social que derive en el derrocamiento del ordenamiento constitucional que los cubanos hemos decidido libremente en varios referendos.

Quien tenga alguna duda, puede leer lo aconsejado en un memorando escrito en 1960 por el entonces Sub-secretario Adjunto de Estado, Lester Mallory, receta que constituye, desde entonces, el dogma de la política de Estados Unidos contra Cuba. Dice el texto:

“…hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba…una línea de acción que … logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita.

¿Puede alguien suponer que el Representante Permanente de Estados Unidos desconozca esa meta abiertamente declarada?

El Secretario de Estado es la reencarnación maligna, corrupta y fraudulenta de Mallory y el Representante Permanente es su vocero. Como se sabe, el impacto de este tipo de agresión no es solo económico. se aplica por diseño, con fría premeditación respecto a su impacto social y humanitario sobre millones de personas.

En Cuba, por ejemplo, se ha registrado en años recientes el deterioro de algunos indicadores de salud que, si bien aún son destacados para un país en desarrollo y comparables con los de países desarrollados, son hoy inferiores a los índices que nuestro país fue capaz de alcanzar progresivamente.

Un patrón es la mortalidad infantil que, después de años consecutivos con índices por debajo de 5 por cada mil nacidos, se sitúa en 8,5 en el primer semestre de este año 2025.

Habría que mentir, como ha hecho el Representante Permanente de Estados Unidos, para divorciar ese resultado del impacto que sobre el sostenimiento del sistema de salud tiene el bloqueo económico, como no se pueden separar de él los índices de esperanza de vida, mortalidad materna o disponibilidad de medicamentos altamente subsidiados para la población.

Sólo entre el 1º de marzo de 2024 y el 28 de febrero de 2025, el bloqueo causó a Cuba unos 7 mil 556,1 millones de dólares en daños y perjuicios materiales. Es un impacto similar al Producto Interno Bruto nominal de al menos 30 países, según datos del Banco Mundial.

A precios corrientes, los daños acumulados en más de seis décadas ascienden a 170 mil 677,2 millones de dólares. Es un valor superior o equivalente al Producto Interno Bruto de 134 de los Estados Miembros aquí representados.

Ahora, si se toma en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios por 2 billones 103 mil 897 millones de dólares.

Los daños y perjuicios materiales provocados por el bloqueo, en el último año, representan un 49 por ciento de incremento respecto al año anterior.

Para que se tenga una idea más clara, el bloqueo representa un daño de unos 629 millones de dólares mensuales, unos 20 millones de dólares diarios, y más de 862 mil dólares por cada hora.

Pero los daños del bloqueo no solo se expresan en números y perjuicios materiales, sino en la vida cotidiana de nuestros compatriotas. Ninguna persona, familia o sector escapa a sus efectos cotidianos y devastadores. No se puede expresar en meras cifras el sufrimiento, la ansiedad, el daño sicológico que produce el bloqueo en los niños, las embarazadas, los enfermos, los ancianos y en sus familiares.

Dailiannis, joven cubana de 29 años, con una miocardiopatía hipertrófica, que puede implicar un riesgo para su vida, requiere la implantación de un desfibrilador automático al que Cuba no tiene acceso. Resulta que las firmas que nos los vendían, ninguna de ellas radicada en los Estados Unidos, elevaron el porcentaje de partes de fabricación estadounidense, y una de las regulaciones más dañinas del bloqueo prohíbe precisamente la venta a Cuba de artículos con más de un 10 por ciento de componentes de origen estadounidense.

 Dailiannis y tantos otros pacientes cubanos con miocardiopatía hipertrófica se mantienen en espera de este tipo de implante.

El niño Abdiel, de 6 años, necesita una operación de cadera que requiere un injerto óseo. Este tejido se produce en el Banco de Tejidos del Hospital «Frank País», pero el indispensable proceso de liofilización está paralizado por la falta de un sensor. No ha sido posible comprarlo, aun teniendo el dinero para pagarlo, porque las empresas que lo suministran, ante el bloqueo a Cuba, se niegan a venderlo conforme a prácticas habituales del comercio.

No se trata de daños colaterales. No son casos aislados. Son experiencias cotidianas. Son seres humanos inocentes que sufren. El sector de la salud figura entre los de mayor impacto. Los siguientes datos lo demuestran:

  • Los daños que provocan 16 días de bloqueo, unos 339 millones de dólares, equivalen al financiamiento de las necesidades del Cuadro Básico de Medicamentos del país.
  • Con lo que representan 6 días de bloqueo, unos 129 millones de dólares, se podría importar todo el material gastable y los reactivos necesarios para el sistema nacional de salud durante un año.
  • El impacto de 14 horas de bloqueo, unos 12 millones de dólares, representa el costo de la insulina que demanda el país en un año para todas las personas dependientes de ella.

Nuestro gobierno y el personal de la salud pública hacen hasta lo imposible por cubrir el déficit de estos medicamentos o insumos. La creatividad de nuestras instituciones y de los profesionales que en ellas trabajan es extraordinaria y muy meritoria, pero no puede calcularse la angustia que genera a las familias cubanas, ni la tensión que supone al sistema de salud pública, no poder contar con estos medicamentos o insumos médicos cuando se requieren.

Ningún país puede vivir, mucho menos prosperar, sin acceso a los combustibles. Se conoce que Cuba siempre ha dependido de la importación de combustibles para la generación eléctrica, el transporte, la industria, la agricultura, y el funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto.

Parte esencial del recrudecimiento del bloqueo ha sido, desde 2019, el aumento de la persecución a las operaciones de suministro de combustible, incluyendo a empresas navieras, aseguradoras, bancos y gobiernos, lo que ha provocado a Cuba la reducción de proveedores y el incremento exponencial de los precios. Se trata de una medida de tiempo de guerra, aplicada desde 2019 sin justificación o respaldo legal alguno.

La búsqueda de financiamientos y los obstáculos para acceder a tecnología como resultado del bloqueo se suma a los obstáculos mayúsculos que enfrentamos para el mantenimiento y robustecimiento del sistema electro-energético nacional.

El resultado son los serios problemas en la generación y distribución de energía eléctrica, con la imposibilidad de cubrir la demanda, la consecuente inestabilidad y prolongadas interrupciones en el servicio.

Los apagones son hoy uno de los impactos más visibles y dolorosos del bloqueo económico en Cuba, con efecto cotidiano sobre las familias, a veces desesperante. Tiene impacto sobre otros sectores, como el abasto de agua, los procesos productivos, los servicios y la economía en su conjunto, todo lo cual pesa sobre la población.

Eso lo conoce el gobierno de los Estados Unidos y a ese impacto ha apostado con pernicioso ensañamiento a lo largo del año; con la esperanza de provocar un estado de ingobernabilidad a costa de la lógica incomodidad y angustia del pueblo cubano.

Para ilustrarlo, durante solo dos meses, el bloqueo provoca un daño equivalente a unos 1600 millones de dólares, cifra equiparable al costo del combustible requerido para la demanda normal de electricidad en el país. Del mismo modo, el daño de 5 días de bloqueo, unos 100 millones de dólares, representa el monto de dinero necesario para la reparación de las centrales termo-eléctricas Antonio Guiteras, de Matanzas, o Carlos Manuel de Céspedes, de Cienfuegos, de las principales del país.

Hace pocos meses, una corporación y un gobierno amistoso declararon imposible suministrar una pieza de repuesto y asistencia técnica para reparar una termo-eléctrica cubana por la amenaza de sanciones estado-unidenses.

La Unión Nacional Eléctrica reportó el pasado año perjuicios económicos debido al bloqueo por un valor de 279 millones 345 mil 500 dólares, que exacerbaron las limitaciones financieras y de acceso a créditos para reparar las termoeléctricas del país y adquirir tecnologías para garantizar un suministro de electricidad estable.

Otro sector vital de la economía particularmente perjudicado es el del turismo. Hoy se intimida a ciudadanos de más de 40 países a los que se amenaza con represalias por parte el gobierno estadounidense si en virtud de sus derechos deciden visitar Cuba.

O sea, el gobierno de los Estados Unidos no solo priva a sus propios ciudadanos del derecho a viajar a Cuba, sino que se propone y consigue privar, por vía de la coerción, a ciudadanos de otros países que no están bajo su jurisdicción, especialmente ciudadanos europeos, uno de los principales mercados de la industria turística cubana.

Se trata de un efecto sobre la industria en general, sea estatal o privada. Cuba cuenta con una capacidad habitacional superior a 20 mil alojamientos en casas de renta privadas.

De no existir las restricciones y prohibiciones vigentes que aplica Estados Unidos, el sector privado cubano hubiera podido percibir ingresos adicionales por apro-ximadamente 14 millones 400 mil dólares, sin contar el efecto sobre otras áreas como restaurantes, áreas de esparcimiento y otros comercios también privados.

Una de las medidas que mayor impacto tiene es la injustificable presencia de Cuba en la lista unilateral y arbitraria que publica el gobierno estadounidense de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Se trata de una injusta designación, con serias consecuencias para Cuba, sus relaciones bancario-financieras y el índice de Riesgo País, lo que a su vez desestimula la inversión extranjera y el interés de comerciar con nuestro país.

Las propias agencias gubernamentales de Estados Unidos muestran la falta de evidencia y fundamento de esa calumnia contra Cuba, al describir la conducta de nuestro país contra el terrorismo y al haber estado dispuestas a cooperar con Cuba sobre el tema. Se trata de un reconocimiento público, reflejado en pronunciamientos del propio gobierno, en fecha tan cercana como el 14 de enero de este año.

Cuba es un país víctima del terrorismo. Así lo hemos demostrado antes en esta Asamblea. Durante años y aún hoy, se organizan y financian contra el país actos terroristas desde territorio de los Estados Unidos. Viven aquí tranquilamente y con absoluta impunidad reconocidos perpetradores de actos horrendos de agresión contra el pueblo cubano, con un saldo de miles de muertes, de mutilados y cuantioso daño material. Entregamos, en 2023, al gobierno estadounidense los nombres y datos de 62 terroristas y de 20 organizaciones terroristas que actúan contra Cuba desde este país y no han hecho nada hasta hoy.

La guerra económica incluye un programa integral de desestabilización, organizado, financiado y ejecutado directamente por el gobierno de Estados Unidos, con el empleo de operadores de origen cubano radicados en este y otros países.

El encargo es deprimir el nivel de ingresos de la población por la vía de la manipulación especulativa de la tasa de cambio de la moneda, con efecto directo en el crecimiento de los precios, la propagación en redes de mensajes intimidatorios y alarmistas, y la alteración así del comportamiento natural del mercado. El efecto es un daño severo al bolsillo de cada cubano y obstáculos adicionales a los programas de estabilización macro económica.

Se incurre para ello en el blanqueo de dinero del presupuesto federal estadounidense empleando fondos que provienen del Congreso de los Estados Unidos, el Departamento de Estado, ONGs y contratistas que lo canalizan.

Nuestro gobierno cuenta con evidencias irrefutable sobre estas operaciones, con datos, nombres, contactos, comunicaciones y el involucramiento directo del gobierno de Estados Unidos y sus diplomáticos. Se trata de una actividad criminal frente al Derecho Internacional, a las leyes cubanas e incluso las estadounidenses.

 Señora Presidenta:

Estados Unidos ha tratado de vender la idea de que el bloqueo es una justificación del gobierno cubano para esconder sus ineficiencias o los errores de su modelo de desarrollo.

Esta campaña política se sostiene en una operación comunicacional y digital que, mediante la desinformación tóxica, los eufemismos, los silencios selectivos y la saturación coordinada de mensajes, busca instalar la percepción de que el bloqueo no existe o no afecta a la población.

El gobierno de Estados Unidos no solo intenta negar o minimizar el bloqueo, sino que penaliza a quienes documentan sus efectos, recurriendo a campañas de descrédito, a cibertropas pagadas con los fondos de “cambio de régimen” y a la censura algorítmica de los contenidos nacionales cubanos. Desmontar esa arquitectura narrativa es condición para un debate honesto basado en hechos.

Claro que no todos nuestros problemas se deben exclusivamente al bloqueo. El gobierno y el pueblo cubanos conocemos los retos y las dificultades que debemos superar. Se trata de limitaciones propias, como las que tiene cualquier otro país, y nos corresponde sólo a los cubanos resolverlas.

Pero lo que es extraordinario y, no solo injusto sino criminal, y lo que resulta inaceptable, también para cualquier país, es que una potencia extranjera se proponga someter a la Nación a una guerra económica despiadada. No hay, ni puede haber paralelo entre un hecho y otro.

Mentiría quien niegue que, sin bloqueo, los problemas económicos de Cuba tendrían mejor y más rápida solución.

De hecho, los propios promotores de la política de bloqueo y máxima presión se ufanan de su efecto destructivo y la capacidad para golpear el nivel de vida de todo un pueblo. Revísense las declaraciones del Secretario de Estado de Estados Unidos y de los políticos que han hecho carrera y fortuna con la agresión a Cuba.

¿Si el bloqueo fuera nuestra excusa, por qué no eliminan la excusa? No lo hacen porque saben que, sin el bloqueo, nuestra economía prosperaría en virtud de sus propios fundamentos.

Conocen que, si a Cuba no se le privara del derecho a concurrir, competir y acceder a la economía internacional en igualdad de condiciones que el resto de los países, si no se le obligara a luchar por su supervivencia con las manos y los pies atados, el desempeño del país sería muy diferente, aún sin acceder al mercado estadounidense y a los vínculos con esa economía tan inmensa y extendida.

Se estima que, de no existir el bloqueo, el PIB de Cuba a precios corrientes pudo haber crecido alrededor de un 9.2 % en 2024.

Si el gobierno de Estados Unidos tiene alguna mínima preocupación por “ayudar al pueblo cubano” suspenda o haga excepciones humanitarias al bloqueo con motivo de los daños que ocasionará el huracán Melissa.

Cuba es un país de paz. Nadie en su sano juicio y con un mínimo de honestidad puede alegar que Cuba representa o se proponga representar una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos y al bienestar del pueblo estadounidense.

¿Qué país tiene fuerzas militares desplegadas de forma agresiva, extraordinaria e injustificada en el Mar Caribe mientras aquí deliberamos? ¿Cuál amenaza la paz, la seguridad y la estabilidad de la región, y en especial la paz y el derecho a la libre determinación del hermano pueblo venezolano? ¿Cuál ha adoptado la práctica criminal de cometer asesinatos en alta mar o dentro de las aguas jurisdiccionales de otros países a manos de sus fuerzas armadas?

¿Cuál tiene a nuestra región llena de bases militares y articula abiertamente planes agresivos de subversión y cambio de régimen contra gobiernos progresistas?

Cuba defiende la convivencia pacífica entre las naciones y cree firmemente en ella. Fue en La Habana, en 2014, que los Jefes de Estado y Gobierno, reunidos en la II Cumbre de la CELAC, firmaron la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Si el gobierno de estadunidense deseara contribuir a la paz en “Nuestra América”, retire la amenaza militar y acepte un diálogo civilizado, sin precondiciones ni imposiciones, con Venezuela, con Colombia, con Nicaragua, con Cuba y con todos con los que tenga diferencias y, colectivamente, con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Señora Presidenta:

El bloqueo es una política de castigo colectivo. Califica como un acto de genocidio. Viola de manera flagrante, masiva y sistemática los derechos humanos de los cubanos. No distingue entre sectores sociales o actores económicos.

Viola el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Atenta contra nuestra soberanía e independencia, es una intromisión en nuestros asuntos internos, pretende conculcar nuestro derecho a la libre determinación, socava la paz e impide el normal desarrollo de las relaciones de cooperación entre nuestros países y pueblos.

Esta Asamblea General, como órgano más representativo de la comunidad internacional, ha confirmado año tras año el rechazo casi unánime al crimen de Estados Unidos contra Cuba y el reclamo a que se le ponga fin. Es una agresión que genera rechazo también fuera de estas paredes, en la opinión pública de casi todos los países e incluso dentro de la opinión pública de los Estados Unidos, cuyos derechos también cercena. Se refleja ahora en muchos otros foros, en parlamentos y gobiernos locales, y en las calles de todas las latitudes.

Hace pocas semanas, durante sus intervenciones en el segmento de alto nivel del 80 período de sesiones de la Asamblea General, los altos dignatarios de 43 países denunciaron el impacto del bloqueo y la necesidad de su levantamiento.

En febrero de este año, 4 titulares de Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos demandaron a Estados Unidos poner fin al bloqueo contra Cuba y rechazaron la presencia de mi país en la citada lista.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en su contribución al informe del Secretario General, reportó que el bloqueo y cito “…sigue afectando negativamente el disfrute de los derechos humanos en el país, como los derechos a la alimentación, la salud y la educación, en particular de los más vulnerables.”

El Equipo País de Naciones Unidas en Cuba ha reconocido que y cito “Estas restricciones no sólo obstaculizan directamente el desarrollo nacional, sino que también aumentan los riesgos del país en los mercados de capital, amenazando el acceso al financiamiento externo, creando desincentivos para la inversión extranjera, afectando los medios para implementar la Agenda 2030 y limitando el desarrollo empresarial y la creación de empleo”.

Agradezco profundamente a quienes en este debate y en el segmento de alto nivel del 80 período de sesiones de la Asamblea General alzaron su voz para pedir el fin del bloqueo y la salida de nuestro país de la infame lista de Estados patrocinadores del terrorismo.

Agradezco también a las agrupaciones regionales y de concertación que, a lo largo del año, han realizado sólidas declaraciones al respecto; a las numerosas organizaciones de solidaridad con Cuba alrededor del mundo; y a los estadounidenses que abogan por una relación basada en el respeto y la igualdad soberana entre ambos países.

Reconozco las expresiones de cubanos aquí y en todas partes del mundo que, con sus pronunciamientos y sus acciones solidarias y patrióticas, se oponen y luchan contra el bloqueo.

Enfatizo mi admiración especial hacia aquellos cubanos que, en Estados Unidos, con independencia de su orientación política y aún bajo el clima de intolerancia, intimidación y hostigamiento que hoy se vive en este país, se oponen a una guerra tan brutal contra la Patria que los vio nacer a ellos o a sus padres.

Cuba no se rendirá.

Persistiremos en denunciar la infamia y el atropello. Ejerceremos con determinación el derecho a decidir nuestro destino. Continuaremos el empeño de superar nuestras dificultades actuales y asegurar la sostenibilidad económica del país, aun con la continuación y el fortalecimiento del bloqueo.

Con José Martí nuestro pueblo reafirma hoy que “…antes que cejar en el empeño de hacer próspera y libre a la Patria, primero se unirá el mar del sur al mar del norte y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.

Y de Antonio Maceo: “quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”. 

Y con Fidel Castro Ruz, exclamamos otra vez Patria o Muerte, Venceremos.

Señora Presidenta:

En nombre del noble y solidario pueblo cubano, que lleva décadas escribiendo una admirable hazaña de patriotismo, justicia, resistencia, creación y sacrificio, solicito respetuosamente a los Estados Miembros votar a favor del proyecto A/80/L.6, titulado “Necesidad De Poner Fin Al Bloqueo Económico, Comercial Y Financiero Impuesto Por Los Estados Unidos De América Contra Cuba”.

Será un acto de justicia a favor de un pueblo de paz que hoy se enfrenta, como al bloqueo, a otro huracán monstruoso.

Muchas gracias.

Esta entrada fue modificada por última vez el 29 de octubre de 2025 a las 4:38 PM