ROMA – ITALIA / La sede diplomática de Nicaragua en la capital italiana se transformó en un rincón de Centroamérica la noche del sábado 6 de diciembre, cuando la Embajada abrió sus puertas para conmemorar una de las festividades más significativas de la tradición nicaragüense: la celebración de la Inmaculada Concepción, conocida como “La Purísima”.
El evento, que tomó vida al atardecer, representó mucho más que una simple celebración religiosa. Fue un momento de encuentro para la comunidad nicaragüense en Italia, enriquecido por la presencia de representantes diplomáticos de otros países latinoamericanos, testimonio de los lazos solidarios que unen a la región.
La Embajadora Mónica Robelo Raffone acompañó a los presentes en un recorrido que puso de relieve cómo esta tradición constituye un elemento fundamental de la identidad nacional. Sus palabras subrayaron que esta festividad va más allá de la dimensión espiritual, encarnando valores universales de solidaridad y sentido de comunidad.
RAÍCES HISTÓRICAS Y SIGNIFICADO CULTURAL
La devoción mariana en Nicaragua hunde sus raíces en la época colonial. La tradición cuenta que en 1562 una imagen de la Virgen, destinada originalmente al Perú, permaneció en el pueblo de El Viejo después de que las condiciones meteorológicas adversas impidieran repetidamente la partida del barco. Este acontecimiento fue interpretado como un signo de la voluntad divina de que la imagen sagrada permaneciera en territorio nicaragüense.
Pero es en 1857 cuando nace “La Gritería”, la expresión popular más característica de esta celebración. En León, un sacerdote invitó a los fieles a salir a las calles, visitar los altares instalados en las viviendas y proclamar en voz alta su devoción. Desde entonces, cada 7 de diciembre, resuena en toda Nicaragua el grito ritual que pregunta y responde sobre la fuente de la alegría colectiva.
La celebración se distingue por su profunda naturaleza comunitaria. Las familias nicaragüenses preparan elaborados altares domésticos, decorados con esmero y creatividad, donde reciben a los visitantes que llegan cantando himnos tradicionales. La costumbre establece ofrecer dulces típicos, frutas y artesanías, como gesto de generosidad y espíritu de compartir.
TRADICIÓN VIVA EN LA DIÁSPORA
Este año, el altar preparado en la Embajada encapsuló una rica simbología: la luna y el sol, los ciclos vitales, la energía de los pueblos y las estrellas como símbolo de la comunidad creyente. En el centro, la imagen de la Virgen, rodeada de productos nicaragüenses, encarnó la resiliencia y la esperanza del espíritu nacional.
Para los nicaragüenses en el exterior, celebrar La Purísima adquiere un significado especial. Es un momento para renovar vínculos con sus raíces, transmitir valores culturales y sentirse parte de una comunidad que trasciende fronteras.
El evento concluyó con la tradicional proclamación, seguida de momentos de convivencia que recrearon la atmósfera festiva típica de Nicaragua. Una ocasión que demostró cómo las tradiciones culturales actúan como lazo de unión, preservando la identidad nacional y fomentando el diálogo intercultural.
La Purísima representa para Nicaragua no solo a su patrona religiosa, sino un símbolo de unidad que se renueva generación tras generación. La celebración de la Inmaculada Concepción está reconocida oficialmente como fiesta patronal de Nicaragua, confirmando su centralidad en la identidad cultural y espiritual del país.
Esta entrada fue modificada por última vez el 9 de diciembre de 2025 a las 4:19 PM



