Por Stalin Vladimir Centeno
Durante la Revolución Francesa de 1789, los diputados que defendían el cambio profundo del orden social se sentaron a la izquierda del presidente de la Asamblea, mientras quienes protegían los privilegios heredados y la autoridad tradicional se ubicaron a la derecha. Con el avance del siglo XIX y la consolidación de los Estados modernos, esa diferenciación comenzó a usarse para clasificar proyectos políticos enfrentados en torno al control del poder, la distribución de la riqueza, la propiedad y la organización social. Con el paso del tiempo, la izquierda se definió como el conjunto de corrientes que buscan reducir las desigualdades estructurales, ampliar derechos y subordinar el poder económico al interés social.
La derecha se consolidó como la defensa del orden establecido, la primacía del mercado, la propiedad concentrada y la jerarquía como principio organizador de la sociedad. Estos rasgos forman parte de proyectos históricos que han evolucionado y se han adaptado a contextos distintos, manteniendo un núcleo reconocible en cada época. Por su parte, a nivel mundial, la izquierda ha impulsado procesos de transformación social que cambiaron la vida cotidiana de millones de personas. La jornada laboral limitada, el derecho a la sindicalización, la educación pública, la salud universal, el voto femenino y la seguridad social surgieron de luchas históricas asociadas a movimientos de izquierda en Europa, Asia, África y América Latina.
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Estos cambios fueron el resultado directo de conflictos sociales, huelgas, organización sindical y movilización política, impulsadas por movimientos de izquierda que situaron al ser humano por encima del beneficio privado. En esa misma línea, estas fuerzas políticas han promovido la cooperación entre Estados, la autodeterminación de los pueblos y la resistencia al colonialismo y neocolonialismo. Desde la descolonización africana hasta los Estados de bienestar europeos del siglo XX, se articularon políticas que entendieron el desarrollo como un proceso social, donde la riqueza debía redistribuirse y el Estado garantizar la igualdad social.
La derecha, en contraste, ha operado históricamente como guardiana de la concentración económica y del poder corporativo. En nombre de la eficiencia del mercado, ha respaldado privatizaciones, recortes sociales y modelos laborales precarios, ampliando la brecha entre ricos y pobres. Estos efectos responden a una lógica reiterada presente en distintos momentos históricos y regiones.
En el plano político, la derecha ha recurrido con frecuencia a mecanismos que limitan la participación popular cuando sus intereses se ven amenazados, incluyendo golpes de Estado, sanciones, invasiones, desestabilización y bloqueos. Estas herramientas han sido utilizadas para preservar el orden económico dominante. Aunque su discurso se presenta como neutral y democrático, sus efectos materiales evidencian deterioro de los servicios públicos, concentración del poder en élites económicas, debilitamiento de la soberanía, subordinación de las políticas sociales a intereses financieros, aumento de la desigualdad, debilitamiento sindical, concentración de la riqueza y reducción del papel del Estado, rasgos constantes de las políticas neoliberales.
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En continuidad con este patrón, la narrativa de la libertad individual se sostiene sobre estructuras que restringen las posibilidades reales de la mayoría.
La izquierda, por su parte, enfrenta desafíos internos y errores históricos, pero mantiene un horizonte programático claro: justicia social, inclusión y soberanía frente a los poderes económicos globales. Incluso en contextos adversos, los proyectos de izquierda han demostrado mayor capacidad para amortiguar crisis, proteger a los sectores vulnerables y sostener la cohesión social.
Esta fortaleza se ha construido enfrentando al imperialismo yanqui, históricamente vinculado a la derecha. En Cuba, se expresó en la dirección revolucionaria de Fidel; en Venezuela, en la huella transformadora de Chávez; y en Nicaragua, en el liderazgo y conducción estratégica de la Compañera Rosario Murillo, junto con la experiencia revolucionaria del Comandante Daniel.
En síntesis, la disputa entre izquierda y derecha es una controversia mundial sobre cómo se organiza la sociedad y para quién se gobierna. Comprender su origen, definiciones y consecuencias permite interpretar el presente con mayor lucidez histórica. A lo largo del tiempo, la izquierda aparece asociada a la ampliación de derechos, mientras la derecha se vincula a la preservación de privilegios, una constante que atraviesa fronteras y épocas.
Esta entrada fue modificada por última vez el 26 de diciembre de 2025 a las 2:50 PM



