Por Stalin Vladímir.
Es imposible hablar de los malagradecidos de 2018 y no mencionar a los que se bebieron la leche pero maldecían la vaca. Comenzando por los jerarcas de la Iglesia Católica que con sus sotanas cobijaron a los golpistas, pero además se convirtieron en protagonistas del golpe cuando armaron, de los pedazos de la oposición, al diabólico grupo terrorista llamado Alianza Cívica o cínica, que viene siendo lo mismo.
Pero no solo eso, pues además de armar un circo de diálogo desde donde bendecían el intento de golpe de Estado, ni cortos ni perezosos corrieron a la Casa de los Pueblos, ojalá hubiera sido con una cartita al Niño Dios, qué va, llegaron a leerle la cartilla a la Compañera Rosario Murillo y al Comandante Daniel Ortega, donde descaradamente le decían que los angelitos golpistas exigían que se fueran porque el poder ya se lo habían repartido y estaban dispuestos a desmantelar la institucionalidad para convertirse en Luis XIV, que una vez dijo “l’État c’est moi” (el Estado soy yo).
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Y ahora los mencionaré uno por uno para que en el registro vergonzoso de la historia sus nombres queden imborrables y así el pueblo de Nicaragua los escupa por traidores, vendepatrias y por seres vacíos a los que les hace falta Dios en sus corazones.
Inicio con el divo de Rolando Álvarez que se desempeño como vocero oficioso del terrorismo, pequeño veneno es un ser perverso cuyo odio es más grande que él mismo a este falso pastor le digo el mal imitador del Cardenal Miguel Obando porque carece de personalidad y pretende copiar los gestos y el tono de voz del líder católico (Q. E. P. D.)
Otro en la lista es el manos ligeras de Silvio Báez, cabecilla e inventor de los malditos tranques de la muerte, otro hombre sin alma, ni escrúpulos que se cree un ser superior y siente que es más influyente que el mismo Papa del Vaticano. Abelardo Mata, este golpista que le hace honor a su apellido, ignoró uno de los mandatos de los Diez Mandamientos, “no matarás” y se atrevió a amenazar de muerte públicamente al Comandante Daniel y a toda su familia; este es el mismo al que en Estelí lo señalan de tener un harén de mujeres y varios hijos.
El otro es el cardenal Leopoldo Brenes, conocido como “Polito”, con su cara de “yo no fui”, también se sumó y dejó que el golpe siguiera su curso. No se nos olvide que a él lo nombró cardenal el Papa Francisco, porque en el pasado, un agónico y moribundo Juan Pablo II, en su lecho de muerte, nos hacen creer que se puso de pie, actuó muy lúcido y tomó una pluma para firmar y aceptar la renuncia, por edad, del cargo de Arzobispo de Managua que le había presentado el entonces Cardenal Miguel Obando. No sé ustedes, pero yo recuerdo que cuando estaba más chavalo y alguien decía una mentira, el adulto respondía: “Umm, que te crea Yeyo”.
Ya mencionar a los otros curas sería de relleno, porque hasta en las mentes criminales hay jerarquías y estos vienen siendo como los gatos que les hacen los mandados a los primeros que ya había mencionado. Para muestra un botón: Edwin Román, el borracho de Masaya, cómplice y defensor de los golpistas, y luego el asesino de Harving Padilla, que ordenó la tortura, crimen y desaparición del policía y teniente Gabriel Vado Ruiz.
Se les olvida a todos esos mercaderes de la fe que la Iglesia Católica siempre tuvo beneficios y privilegios que iban desde exoneraciones, partidas presupuestarias y tantas otras cosas más, y aun así fueron malagradecidos y mordieron la mano que les dio de comer.
En la lista de malagradecidos también aparecen los que se autoproclaman periodistas independientes, pero eso de que son periodistas y que todavía además son independientes es un chiste de mal gusto, porque todos sabemos que son parásitos que viven de las agencias criminales norteamericanas y que, como roconolas, cada vez que los gringos les echaban la moneda, estos cantaban mentiras, desinformación, injurias, calumnias, leían el manual del golpe suave para desestabilizar el país y botar al Gobierno Sandinista legítimamente constituido. Estos operadores del caos, hoy mendigos digitales, apátridas, prófugos de la justicia y asesinos, no solo de la lengua sino de la acción, porque ellos fueron parte activa y directa contra cada ciudadano o ciudadana que fue torturado y asesinado por los golpistas en 2018.
Se les olvida que el Frente Sandinista, en especial el Buen Gobierno, les dio libertad de prensa y de expresión, les permitió que operaran con frecuencias de radio y televisión vencidas, les daba exoneraciones para que ingresaran material periodístico, pero contrariamente ocupaban ese beneficio fiscal para cometer actos de corrupción. El pueblo sabe que importaban yates, vinos y whiskys carísimos, entre otras tantas corruptelas más.
Pero además este Gobierno les brindó acceso en todas las instituciones del Estado, les facilitó las fuentes económicas, políticas y sociales. Sin embargo, no informaban con la verdad, distorsionaban los números, ocultaban la realidad y engañaban al pueblo.
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Desde sus albañales mediáticos, difamaron y amenazaron a la Compañera Rosario y al Comandante Daniel. Corrompieron el derecho a informar y lo convirtieron en Sodoma y Gomorra. Llamaron a la intervención militar, al bloqueo y a la aplicación de ilegales sanciones, ejecutaron terrorismo económico, incitaron al paro nacional indefinido, especularon con las cifras y estadísticas, destruyeron la economía que tanto le costó al Gobierno Sandinista y al pueblo, una economía que hasta 2018 era aplaudida por organismos financieros y cuya estrategia para convertirla en robusta era un modelo que otros países intentaban copiar para sus propios habitantes. Todo eso lo llevaron a cabo desde sus medios de comunicación convertidos en centros de operaciones de corrupción, prostitución y acciones criminales. Fue así que los propagandistas del imperio se quitaron la máscara de supuestos «comunicadores» y descubrieron la cara de mercenarios, asesinos y de terroristas que son.
La lista de malagradecidos pica y se extiende.
Pero qué podíamos esperar de los empresarios que siempre han tenido el poder económico y toda su vida han soñado con dominar también el poder político. Los mismos que una vez fungieron como voceros y pregonaban las buenas obras del Gobierno Sandinista, el crecimiento económico, las inversiones, el clima de estabilidad que ello significaba.
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Esos que fueron parte de un novedoso modelo económico propuesto por el Gobierno de la Compañera Rosario y el Comandante Daniel entre el Ejecutivo, los empresarios y los trabajadores, que en resumen se traducía en estabilidad para el Gobierno y poder gobernar en paz, mejoras en todos los sentidos para los trabajadores y la posibilidad de que los empresarios pudiesen seguir generando empleo y riquezas, lo que además significaba que recibirían exenciones fiscales, serían parte de las decisiones económicas, se aprobarían leyes que les beneficiarían, podrían seguir haciendo negocios y el país seguiría avanzando por buen camino.
Pero ¿qué pasó? La cúpula de empresarios no aguantó la presión de los gringos, que les amenazaron con sancionarlos y desvisarlos.
Por eso doblaron sus rodillas, vendieron su alma al diablo y entregaron su dignidad e inmediatamente se sumaron al golpe de Estado, y lo hicieron sacando obligados a sus trabajadores para marchar y protestar contra el Gobierno. Desde el diálogo nacional apoyaron la permanencia de los tranques aunque eso estrangulara la economía, fueron a Washington donde sus patrocinadores gringos para pedir sanciones contra el pueblo de Nicaragua a su vez recibieron financiamiento para botar a la actual administración, además se olvidaron de que se sirvieron del modelo económico y, sin importarles, patearon este mecanismo creado por el Ejecutivo que por años dio estabilidad y buen rumbo al país.
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Pero no crean que con los empresarios corruptos, oligarcas, malagradecidos y enemigos históricos de los trabajadores la lista ya llegó a su fin, qué va. Nos quedan pendientes, para una próxima segunda entrega, la sopa de letras de la extinta oposición, los delincuentes falsos estudiantes, encabezados por Lester Alemán, conocido en su bajo mundo como: “Simón el gran tostón” y no olvidamos a los tales poetas que se creen intelectuales, esos poetas que antes declamaban a la Revolución junto a los cantores que a todo pulmón llamaban a Estados Unidos “los enemigos de la humanidad”, pero hoy ambos grupúsculos le besan las botas al Tío Sam y, entre canciones y versos, le sirven al imperio.
Tampoco se nos escapan las ONG’s que funcionaban de fachada, pero que se llenaron las bolsas, lavaron dinero y conspiraban contra nuestro pueblo. Todos estos malagradecidos que hemos mencionado hoy son incalumniables, pues todo lo que se diga de ellos es verdad verdadera.
Esta entrada fue modificada por última vez el 17 de noviembre de 2025 a las 4:57 PM


