Palabras del Doctor Mario Bracamonte González
Analista Geopolítico Mexicano
“Marco Rubio: Sepulturero de Soberanías”
3 de septiembre de 2025
Ya llegó Marco Rubio, el vendedor de humo. Aquel que viene del país del norte, ese país de la fantasía y del espectáculo. Ese país que vive en la farsa, que predica una cosa y hace otra. Ese al que se le viene agotando el manido discurso de la libertad y de la democracia. Ese que parece hoy ya desnudo ante los ojos de todos, de aquel que lo quiera ver. Desnudo en su ignominia, desnudo en su mentira, desnudo en su violencia descarnada, y en un imperialismo que es el peor de todos los imperialismos vividos, porque es el del oro, es el del dinero, es el de la materia.
Estados Unidos ha desmontado todo, todo lo bueno, todas las virtudes, y ahora se refugia en un discurso falso para poder lograr sus objetivos, pero cada vez es más descarado.
Ahora viene a imponernos un tratado de seguridad. El asunto del narcotráfico, y lo hemos dicho muchas veces, es un asunto que no es de Venezuela, de Colombia, de Centroamérica, de México o de cualquier otro país. Es un asunto de ellos, es un negocio de ellos, es una creación de ellos, que los beneficia a ellos, porque controlan a su población degradada, en esa sociedad que es un caos y que está plena de profunda infelicidad humana, de vacío existencial, espiritual y moral, y que necesita la droga, también, para impedir la rebelión, impidiendo la libertad en cualquier ser humano.
Además, les procura ingentes ganancias que se lavan en su sistema financiero, el dinero que era sucio, que provenía de actividades ilícitas a las que ellos no les hacen asco, porque es una nación que ha vivido en la ilicitud, en la ilegalidad y en el rompimiento no solamente del derecho internacional, que nunca les ha interesado, sino de la más elemental norma de convivencia entre países y entre seres humanos. Todo con el fin de lograr el objetivo fundamental: apoderarse de más recursos, tener más dinero, tener más materia; apoderarse de todo lo que es de otros, pretendiendo que lo mío es mío, y lo tuyo también es mío.
Bajo esa consigna, ayudada por el monroísmo y por la doctrina del destino manifiesto, apoderados de la convicción de que están llamados a mandar, a disponer y a aplastar, viene Marco Rubio a imponer un tratado que es una farsa; una farsa, porque la amenaza es la imposición de aranceles que desde el principio no se iba a dar, y no se iba a dar porque entre nosotros, entre nuestras naciones, no hay libre comercio.
Lo que hay es una imposición de inversiones extranjeras, preponderantemente estadounidenses, que cuentan, entre las llamadas exportaciones mexicanas, casi el 75 % a los Estados Unidos; para que los ingenuos digan que el tratado es una maravilla, cuando las industrias que producen no son nuestras y, por tanto, los productos no son nuestros y, por tanto, las utilidades no son nuestras y el negocio no es nuestro. Nosotros ponemos la mano de obra barata y el territorio, para ser hollado, contaminado y destruido. ¡Se abusa de nosotros!
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Entonces se pretende que, habiendo un tratado de libre comercio, que si fuera de libre comercio tendría como principio fundamental la eliminación de los aranceles, y que, no siéndolo también, y mucho más beneficiándolos a ellos, impide la imposición de aranceles, nos espantan y nos venden humo. Es una cortina de humo, en realidad.
En realidad, los aranceles no se impondrán porque a ellos no les convienen. México vive en una situación de país maquillador y ellos le impiden tener su propia industria, y su campo lo destruyeron también a través del tratado de libre comercio.
Entonces, las amenazas de los aranceles son nada. Papel mojado. Lo que sí es verdad es que el llamado, el mentado tratado de seguridad que se construye sobre la farsa del narcotráfico, de su propio negocio, del negocio de Estados Unidos, lleva algo más profundo: el apoderamiento de aquellos recursos naturales necesarios para su próxima expansión, sobre todo la del complejo militar industrial.
¡Atentos!, porque ya hubo quien dijo que hay que incorporar una cláusula al tratado de libre comercio de minerales estratégicos.
Europa, ocupada y colonia de Estados Unidos desde hace ya mucho tiempo, ha accedido a entregar 800,000 millones de dólares a los Estados Unidos, que son inversión en armas, pero que se fabrican en Estados Unidos o en compañías de Estados Unidos en el extranjero.
Necesitará recursos naturales de libre disposición a precios casi regalados, tal como hacen los canadienses, sus primos hermanos, explotando la minería nacional, saqueando nuestro país y haciendo lo que se les pega la gana, sin que nadie los detenga, ni las concesiones se revoquen.
Lo que quiere Estados Unidos no lo confiesa, porque el hipócrita no dice la verdad, disfraza todo, miente sistemáticamente y se llena la boca de libertad y democracia para justificar el saqueo y el pirataje, que es la labor histórica de esa nación, que, mientras siga dominando, mientras siga imponiendo, y hasta el momento en que no nos liberemos, seguirá sojuzgándonos.
La liberación empieza por la convicción plena de ser distintos, de ser una nación soberana y de tener razón de ser, de existir y de tener futuro; libre de ellos, independientes y según nuestros propios deseos, nuestra voluntad y nuestro destino. Cumplir con nuestro destino implica hoy sacudirnos la tutela.
¡Sí a la soberanía!
Esta entrada fue modificada por última vez el 5 de septiembre de 2025 a las 2:08 PM