BAVIERA – ALEMANIA / Con una exhibición de fútbol y gloria en la gran final disputada en el Allianz Arena de Múnich, el Paris Saint-Germain, conjunto dirigido por el español Luis Enrique, venció por goleada al Inter de Milán por 5-0, obteniendo así su primera Orejona y escribiendo una página dorada en la historia del club francés.
Apenas transcurrían 12 minutos del primer tiempo cuando una genialidad colectiva rompió el equilibrio. Vitinha, con visión y precisión, filtró un pase que encontró a Hakimi en plena proyección ofensiva. El marroquí no dudó y, con un remate formidable, venció al guardameta interista para abrir el marcador con un golazo.
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La jugada, producto de una construcción táctica impecable, dejó en evidencia las intenciones ofensivas del conjunto parisino y su capacidad para descifrar rápidamente el dispositivo defensivo del Inter de Milán. Durante el primer cuarto de hora, el equipo italiano se mostró vulnerable, superado por la intensidad, el dinamismo y la fluidez del PSG, que tomó el control del juego.
EL CONTRAATAQUE FUE LETAL
Apenas ocho minutos después del primer tanto, los parisinos volvieron a golpear. Esta vez fue el joven talento Désiré Doué quien se encargó de ampliar la diferencia en el marcador con una definición de altísima calidad. En una transición rápida y precisa, el conjunto aprovechó una pérdida del Inter en zona media.
El contraataque fue letal: una combinación veloz dejó a Doué mano a mano con el portero, y con una frialdad notable, definió con clase frente al arco, colocando el 2-0 a los 20 minutos del partido.
El PSG mostró superioridad en el primer tramo de la final, no solo por su capacidad para generar peligro, sino por la contundencia con la que castigó los errores del rival. El Inter, por su parte, lució desconcertado, con dificultades para sostener la posesión y cerrarle los caminos a un París que jugó con gran inteligencia.
FUSILÓ CON UN DISPARO CRUZADO
A los 63 minutos llegó el tercer tanto parisino, en otra muestra de precisión y calidad ofensiva. Ousmane Dembélé, desequilibrante por la banda derecha, rompió líneas con su velocidad y cedió para Vitinha, nuevamente clave en la creación, quien asistió a Doué. Este, dentro del área, firmó su doblete y selló su condición de figura de la final.
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Luego, a los 73’, fue Khvicha Kvaratskhelia quien, tras una recuperación de balón, lanzó un potente zurdazo cruzado que venció al arquero y desató la euforia de los fanáticos. El golpe final llegó a los 86’, cuando Bradley Barcola filtró un pase que dejó a Mayulu solo frente a Yann Sommer, a quien fusiló con un disparo cruzado para sellar el 5-0 definitivo.
En una noche donde el talento se unió con el trabajo táctico y la convicción, el PSG logró lo que durante años se le había escapado. Múnich fue testigo de una consagración inolvidable. Hoy, el fútbol tiene un nuevo rey en Europa.
Esta entrada fue modificada por última vez el 31 de mayo de 2025 a las 3:14 PM
