Washington y las guerras contra Venezuela

Imagen ilustrativa.

Por: Hedelberto López Blanch

Desde el triunfo presidencial de Hugo Chávez en 1999, Estados Unidos ha practicado todo tipo de agresiones, atentados, intentos de golpe de Estado, invasiones y bloqueos económicos para tratar de derrocar a la Revolución Bolivariana.

La tenaz resistencia del pueblo venezolano, las constantes iniciativas de los gobiernos de Chávez y de Nicolás Maduro, junto a la unión entre el ejército, gobierno y pueblo bolivariano, han frustrado las acciones lanzadas desde Estados Unidos.

Uno de los últimos capítulos de esta guerra híbrida impuesta por el gobierno de Donald Trump fue ofrecer una recompensa de 50 millones de dólares por la «captura» del presidente Nicolás Maduro, al estilo del Oeste Americano.

Semejante ignominia imperial, impulsada por el secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, no puede ser permitida por los pueblos de nuestra América.

Lo hacen para criminalizar a un presidente que no obedece los dictados de Washington, que intenta reactivar la Doctrina Monroe e incentivar a bandas criminales a cometer crímenes en busca de una recompensa.

En las últimas semanas, las fuerzas del orden venezolanas incautaron más de 1,500 cajas con explosivos, rifles de francotirador, escopetas, armas automáticas, municiones, cordones detonantes y otros materiales, destinados a atentados y a generar el caos, con el fin de justificar una invasión militar bajo el argumento de una supuesta «guerra civil».

Solo el atentado que se realizaría en la Plaza Bolívar, donde se pretendía detonar 18 kilos de HMK, un explosivo de rápida difusión, provocaría en un segundo, según el vicepresidente de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello, «una onda expansiva que alcanzaría 9,1 kilómetros» y en caso de explotar todas las cargas previstas en la Plaza Bolívar, «tendrían un impacto letal de 911 metros y las esquirlas llegarían a 1200 metros».

Precisó Cabello que esos actos terroristas forman parte de un plan orquestado por la extrema derecha, bajo la dirección de Estados Unidos, con el objetivo de atacar a personalidades del Gobierno nacional, instalaciones militares, estaciones de servicio, espacios públicos y buscar un cambio de régimen con la salida del presidente Maduro.

Como colofón a las acciones agresivas provenientes de Washington contra la Revolución Bolivariana, el pasado 8 de agosto, Trump firmó una orden ejecutiva, sin contar con el Congreso, mediante la cual autoriza el uso de la fuerza militar contra cárteles de la droga latinoamericana.

En un movimiento militar sin precedentes desde la invasión a Panamá en 1989, Estados Unidos despliega una fuerza militar en el Caribe con varios buques de guerra, submarinos, aviones y marines para operar cerca de las costas de Venezuela con la vieja excusa de «luchar contra el narcotráfico».

Una declaración emitida por la Casa de las Américas de Cuba, denuncia que «la historia demuestra que esta supuesta lucha antinarcóticos es en realidad una excusa para desarrollar una intervención imperialista en nuestro continente» y llama a los pueblos latinoamericanos a denunciarla, como ya lo han hecho varios gobiernos de la región.

Agrega el documento que «al propio tiempo, Marco Rubio, en una entrevista publicada en el sitio oficial del Departamento de Estado, anuncia que su gobierno tendrá que enfrentarse inevitablemente al «régimen narcoterrorista» de Venezuela con algo más que **recompensas», y menciona a Colombia, con su «presidente errático», entre los países que deben regresar al camino de la más subordinación.

Por su parte, la Alianza Continental ALBA-TCP sentenció que «los tambores de la guerra de Estados Unidos suenan en una clara violación de la Declaración de la CELAC de 2014, que proclamó a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, y solo buscan afianzar su control geopolítico sobre nuestros territorios y **bienes comunes».

Es la llamada prepotencia imperial que pese a su constante decadencia internacional, trata de mantener su control sobre toda la región Latinoamericana.

El presidente cubano Miguel Díaz Canel en la recién finalizada XIII Cumbre extraordinaria del ALBA-TCP, sentenció que «la región vive tiempos de enormes desafíos y riesgos excepcionales, y no queda otra alternativa que enfrentar al imperio que pretende **subordinarnos a sus intereses». Esas acciones, subrayó, las está promoviendo el Estado más narco que hay en el mundo, que es **Estados Unidos».

Ante esta enorme amenaza de Estados Unidos contra Venezuela, es imperante que los pueblos y gobiernos del orbe, y en especial de América Latina, denuncien en todos los foros internacionales la peligrosidad de esas acciones que podrían costar grandes desastres y numerosas muertes a una región que desde hace años no acepta la nefasta Doctrina Monroe.

(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.

Esta entrada fue modificada por última vez el 21 de agosto de 2025 a las 8:55 PM