Gaspar García Laviana, héroe del amor que ayudó a la transformación social de Nicaragua

Gaspar García Laviana, héroe del amor que ayudó a la transformación social de Nicaragua

Quien conoció, escuchó y compartió momentos con el padre Gaspar García Laviana, reconoce a un hombre profundamente comprometido con el ser humano, y sobre todo con las clases desposeídas que miraron en él, a un verdadero siervo de Dios.

Gaspar García Laviana, héroe del amor que ayudó a la transformación social de Nicaragua

Hablar de Gaspar, es reconocer al hombre valiente, enérgico, vigoroso, de convicciones fuertes, el ser entusiasta que sacaba lo positivo de la adversidad, es hablar del hombre con gran capacidad de comunicación y lleno de generosidad y entrega hacia el pobre.

De esa manera lo describen personas que convivieron con el padre Gaspar en Nicaragua, en los municipios de San Juan del Sur, Cárdenas, Tola y El Ostional, lugares donde su semilla germinó en conciencia social, solidaridad y en amor.

Nació un 8 de noviembre de 1941 en Les Reces en Asturias. Desde muy niño tuvo la vocación cristiana, de entrega, virtud que se terminó de forjar en el seminario de la Pequeña Obra de la congregación Misioneros de la Sangre de Cristo. Un 25 de junio de 1966 es ordenado sacerdote junto con otros seis compañeros, entre ellos el padre Pedro Regalado, con quien llegó a Nicaragua un 18 de noviembre de 1970.

El obispo de Granada le encomienda las parroquias de San Juan del Sur, Buenos Aires, Cárdenas y Tola. Junto con Regalado comienza Gaspar su periplo por Nicaragua.

Para conocer de su obra cristiana, social y revolucionaria, hablamos con personas que trabajaron con el padre Gaspar, no solamente como “delegados de la palabra”, también aquellos que lucharon a su lado en el Frente Sur “Benjamín Zeledón” al que se integró cuando decidió dejar sus hábitos pastorales.

Pero porqué Gaspar se involucra tanto con el pueblo al punto de ofrendar su vida, porqué consideró que su labor pastoral no era suficiente para promover un cambio hacia un país igualitario, donde los obreros pudieran salir de la miseria.

Gaspar llega a Nicaragua cuando las diferencias sociales eran abismales entre la oligarquía representada por Somoza y sus terratenientes, que acumulaban más riqueza, mientras los pobres estaban sumidos en el analfabetismo, la miseria y sin acceso a la educación y a la salud.

Recibe su primer baño de pueblo en las celebraciones de la Purísima Concepción de María, la Gritería y después su primer Navidad, en la que enseña a cantar a los niños los villancicos. Con Regalado acuerda quedarse pastoreando las parroquias de San Juan del Sur, Cárdenas y Buenos Aires, mientras su homologo se queda en Tola.

En las visitas a las comunidades rurales puede ver las diferencias entre el campesinado y la oligarquía.

Napoleón García conoció a Gaspar cuando llegaba a Cárdenas al menos 2 veces a la semana, ahí en su casa comía, se bañaba y protagonizaban grandes pláticas, a la que su madre se sumaba.

Napoleón sirvió de chofer al padre Gaspar, cuando recorría las comunidades para formar los cursos de catequesis y a los “delegados de la palabra” que fueron fundamentales para el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Gaspar promovió cursos intensivos de alfabetización, formaba parteras, medicina preventiva y hablaba del cooperativismo, como forma de salir de la pobreza.

“El padre se entregó a la causa de los pobres, sin esperar nada a cambio, su única alegría era que fuéramos libres todos. Yo tengo orgullo de haberlo conocido, jugaba conmigo, comíamos juntos, llegaba dos veces a la semana a Peñas Blancas”, recuerda Napoleón, un hombre que ahora tiene 63 años.

“Convivimos como dos años con él, no era lo mismo verlo en una misa hablar, porque todo mundo se ponía asustado por criticar el modelo opresor. Platicar con él era algo impresionante. Era una persona de una mirada muy penetrante y si hablabas con él, captaba lo que estabas pensando”, dice Napoleón.

Para García, la obra del padre Gaspar es comparada con el trabajo que hace el Gobierno Sandinista del Presidente Daniel Ortega Saavedra, que ha construido escuelas y centros de salud en aquellos lugares donde no existían, tal y como lo quería el cura español.

“Quería educación para los niños, construyó una escuelita en Ostional, él estuviera maravillado con la cantidad de escuelas que hay. Nosotros hemos avanzado con paso de gigante, vivía visitando enfermos porque no había hospitales, y ahora 40 años después los hospitales es lo más grandioso que tiene Nicaragua”, destaca Napoleón.

Algo que denunciaba Gaspar en sus homilías era las diferencias de clases, siempre hablaba a favor de los pobres, quería una mejor vida para los obreros, para los campesinos, y como buen alumno de la Teología de la Liberación, siempre remarcaba que los seres humanos nacieron para ser libres, algo que no se lograba en Nicaragua con Somoza.

Para 1972, año del terremoto en Managua, el padre Gaspar y Regalado viajan a Managua para ayudar a los damnificados y comprueba lo ruin de la dictadura somocista que se apropia de la ayuda proveniente de la comunidad internacional.

Viajan hacia España junto con niños huérfanos y ahí dan a conocer la situación que vive el pueblo nicaragüense a manos de la dictadura somocista y la compara con la dictadura de Francisco Franco. Ahí comienza a tener los primeros encontronazos con funcionarios de la dictadura somocista.

Primera amenaza de muerte

Durante la Semana Santa en abril de 1973, el padre Gaspar realizaba el tradicional Via Crucis por las calles de San Juan del Sur, al llegar a la tercera estación se detiene en la acera de la casa del doctor Caldera, un médico somocista que hacía fortuna con los medicamentos que le llegaban en calidad de donación.

En esa ocasión, el Padre Gaspar habló de aquellos que traicionaron a Cristo y que lo vendieron por 30 monedas, criticó a los ricos por robarles a los pobres, lo que provocó la furia de una hija de Caldera que intentó dispararle al cura, pero esto fue impedido por una empleada de la familia del médico somocista.

Esta anécdota la recuerda como si fuese ayer, el señor Emilio González de 81 años y conocido en San Juan del Sur como “Pájaro Loco”. Don Emilio define al padre Gaspar como un hombre con mucho temple, valiente y muy cristiano.

“El vía crucis estaba en la esquina de la casa del doctor Caldera, el padre Gaspar comenzó a hablar, le advertimos que ahí vivía un somocista y eso no le importó. Comenzó a criticar el analfabetismo, criticó las cosas que no debían existir y que teníamos que ser todos iguales. Me respondió que no le importaba, que tenía que predicar el evangelio y el amor entre nosotros, demostró ser un cura valiente”.

También recuerda que al llegar a San Juan del Sur, observó que se hacia una piñata y que solamente podían entrar niños invitados, algo que molestó al cura español.

“Él me dijo que esa babosada de niños invitados la iba a quitar. Yo le dije que eran solo los invitados, entonces me respondió que esa costumbre la iba a quitar, y comenzó a hacer piñatas en las calles para todos los niños”.

Los Delegados de la Palabra
En ese trabajo pastoral que realizaba el padre Gaspar en San Juan del Sur, lo llevó en infinidad de ocasiones hacia la comunidad costera El Ostional, un paraíso terrenal cuyos grandes dueños eran los terratenientes ligados a la familia de Somoza y sus allegados. En esta zona vivía Humberto Collado Vanegas, quien conoció al padre Gaspar cuando tenía 15 años.

“Dentro de sus planes tenía el de trabajar con los jóvenes, con las familias, las visitaba, porque ya tenía la idea de cambiar la situación de Nicaragua, a través de la concientización al pueblo y le hablaba al campesino que teníamos derecho a vivir bien, pero nos decía ‘no vivís bien porque hay un sistema que no te lo permite y por eso tenés que luchar, porque si otros tiene casa con piso bueno y techo, vos te estás mojando, pero crees vos que Dios quiere que estés así’ y ahí comenzó el trabajo de los delegados de la palabra, a concientizar a la gente”, recordó Collado.

En Ostional el padre Gaspar también construyó una casa comunal y una escuela, que aún permanece como vestigio de su labor.

Ahí habló del cooperativismo y de la tenencia de la tierra, recuerda José María Sánchez, conocido en la guerrilla como Nacho, que señala que Gaspar promovió junto al FSLN, la reforma agraria, que fue uno de los principales sueños del líder católico.

“Ese fue el verdadero sueño de Gaspar; la reforma agraria, y aquí desde la frontera hasta llegar a Tola, todo pasó a manos del campesinado y esto se formalizó en un acto en junio de 1983 en Ostional y en ese acto estuvo el escritor Julio Cortázar, quien constató las transformaciones por las que luchó la Revolución Popular Sandinista”, reflexiona Nacho.

“A nosotros todas esas reflexiones nos fue ayudando, más los cursos sobre la palabra de Dios, eso ayudó a crear concientización entre las familias, luego a nosotros los jóvenes ya como delegados de la palabra de Dios, nos tocó la tarea de hacer ese trabajo, labor que muchas veces la hacíamos con el peligro que la guardia nos encontrara y nos podía asesinar, algunos fueron asesinados en la zona norte, y aquí en Rivas”, dijo Collado, que comenzó a trabajar con Gaspar en 1975.

La popularidad del padre fue creciendo en Rivas y en Nicaragua, lo que hizo que la dictadura somocista comenzará a darle seguimiento. Las amenazas de muerte hacia el padre Gaspar eran más frecuentes.

Los prostíbulos en Tola
La falta de educación, pésimo acceso a la salud y la pobreza galopante en Nicaragua, se sumó el hecho que cuando estuvo en Tola, la prostitución de las niñas y jóvenes era alarmante, situación que era promovida por la Guardia Somocista.

“Siempre en las misas hablaba que el pueblo necesitaba mejores condiciones de vida, antes de irse a la guerrilla impulsó un proyecto de las vacas que se rotaban entre los campesinos, él se las daba a una comunidad que las tuviera, que les sacaran algunas crías y luego las trasladaba a otra, era como una forma de enseñarles lo de las cooperativas”, reseñó Collado, quien tuvo que salir exiliado hacia Costa Rica cuando la guardia se enteró que los delegados de la palabra, eran parte del proceso revolucionario.

La situación de la trata de personas, lo denunciaba constantemente el padre Gaspar en la radio Rumbo de Rivas, lo que arreciaba la persecución de la dictadura somocista y por eso, el FSLN comienza a contactarlo y darle protección, porque su vida corría peligro.

Collado y Nacho recuerdan que siempre Gaspar hablaba de la lucha pacífica y del método de protesta para cambiar la situación, “pero se da cuenta que la única forma de quitar el sistema opresor somocista era por la vía armada y es cuando se va a la lucha e ingresa a la guerrilla”.

Esto lo confirmada doña Guillermina Arce, quien lo conoció ya trabajando en las comunidades rurales donde “comenzó a denunciar las injusticias, como la falta de maestros, de doctores”.

“Se fue al Ministerio de Educación a pedir maestros pero se los negaron, fue a pedir médicos y no le hicieron caso, entonces comenzó a trabajar con ayuda de Caritas para construir escuelitas y cuando ya había escuela fue a pedir los maestros y también se los negaron, se vino muy enojado y ahí se da cuenta que ya no había nada más que hacer que integrarse a la guerrilla”, cuenta doña Guillermina.

“Se dio cuenta que el gobierno de Somoza no entendía de ninguna manera y aquí en Tola había trata de blancas de mujeres que venían desde Chinandega, de León y me preguntó como hacíamos para sacar a dos niñas del prostíbulo para que hicieran las denuncias. Yo le ayudé para que esas niñas salieran de ese prostíbulo, pude hablar con esas dos muchachitas, una de León y otra de Chinandega que me dijeron que las trajeron engañadas que iban a ganar buen dinero”.

Pudieron sacar a las niñas del prostíbulo, se fueron a esconder a casa de Guillermina y posteriormente llevadas hacia el padre Gaspar, que las protegió hasta que fueron a declarar ante un juez. “A partir de ahí comenzó la persecución contra el padre Gaspar”, relata Guillermina.

Gaspar se integra al FSLN
Sus primeros contactos con el FSLN fueron por medio del Comandante Camilo Ortega Saavedra, con quien se reunió en diversas ocasiones en la casa del colaborador histórico del FSLN Evert Herrera.

“Quien lo visitaba aquí en Tola era Camilo Ortega, se reunían en la casa de Evert Herrera, a partir de ahí se comenzó a dar protección y nos pidieron que si alguien preguntaba por el padre Gaspar, que dijeran que se había ido a España. El propio padre Gaspar nos pidió eso y nos comentó que se iba a integrar al FSLN. Camilo le hizo el camino, lo sacó por San Juan del Sur y se lo llevó hacia Costa Rica, él se fue y nos dijo que la decisión estaba tomada”, recuerda con mucha claridad esta señora que formaba parte del grupo de apoyo de la iglesia.

Para doña Guillermina, lo que empuja al padre Gaspar a sumarse al FSLN, eran las injusticias que se daban en la dictadura somocista, la marcada diferencia de clases y la persecución militar que se hizo en su contra.

“Nos escribió y nos dice que se integró a la guerrilla por las injusticias, él quería reclamar por justicia, porque aquí no se podía hacer nada y que si queríamos un verdadero cambio tenía que sumarse. Nos dijo que, si él caía, que nosotros teníamos que seguir esa lucha, porque insistía en el cambio de la persona, que teníamos que cambiar esa vida que teníamos bajo un régimen y nos daban un plan de trabajo siempre basado en la biblia”.

Cuando la dictadura confirma que Gaspar se integra a la guerrilla, empieza la persecución a las personas que trabajaron en los grupos de base de la parroquia y de los delegados de la palabra.

“A mi casa llegaba la guardia a cada momento, buscando pruebas de nuestro trabajo de apoyo a la lucha por despertar a la población, a los campesinos, siempre hubo un maltrato a las personas que trabajamos con el padre Gaspar y enfrenté el tormento de la guardia sin claudicar”.

El 11 de diciembre de 1978 un día doloroso
Y de esa manera fue que Gaspar se integra decididamente a la lucha revolucionaria donde toma el nombre clandestino de “Comandante Martín”. Don Isidro Martínez Rivas, tenía 27 años cuando salió de El Sauce huyendo de la persecución de la guardia, se dirigía hacia Costa Rica, pero al llegar a Cárdenas conoció a jóvenes que estaban integrados a la lucha.

“Iba huyendo de la guerra, iba buscando protección y cuando llegue a Cárdenas, me quede viendo las necesidades y la opresión de la guardia somocista, me metí a la lucha un 6 de septiembre de 1978. Me junte con muchachos de la zona que estaban metidos en el movimiento sandinista, yo no me daba cuenta que la guardia los buscaba, cuando nos encontraron quisieron apresarnos y tuvimos que corrernos, no podíamos regresar a la comunidad, nos metimos a la montaña”, relata.

Isidro cuenta que conoció a Gaspar cuando llegaba a oficiar misa, pero lo volvió a verle meses después ya vestido de verdeolivo, con un fusil al hombro.

“Nos decía que era necesario unirse, para contrarrestar la forma como estaban oprimiendo al pueblo, me di cuenta que andaba en las filas armadas en el Frente Sur Benjamín Zeledón, nos encontramos y lo mire que andaba armado”, indicó Isidro, mientras observaba la construcción del nuevo monumento dedicado al padre Gaspar, en el lugar donde fue emboscado y luchó por su vida en combate junto con Luis Arroyo Ugarte y Santiago Torres Gutiérrez un 11 de diciembre de 1978 en la zona del Río Mena, en la comunidad El Disparate.

La jefatura del Frente Sur dirigida por el Comandante Edén Pastora, ordena la recuperación de los cuerpos, misma que se hizo gracias a acciones coordinadas entre varios bloques guerrilleros.

“El padre quería mucho al pueblo y como nicaragüenses lo elogiamos porque entregó su vida por nosotros, por eso cada 11 de diciembre conmemoramos su vida, lo recordamos y decimos que su muerte no fue en vano, porque ahora Nicaragua tiene todo esos hospitales y escuelas por las que luchó”.

Ese 11 de diciembre, Gaspar fue alcanzado por disparos, pero es el capitán de la guardia somocista Mario Morales, lo termina de asesinar, cuando se encontraba gravemente herido. Gaspar era parte de una columna de unos 10 hombres, de los cuales siete lograron sobrevivir.

Roberto Avilés Jiménez, también lo recuerda integrado en la guerrilla revolucionaria. “Él quería que la gente viviera más humanamente, trabajó para darles mejores condiciones de vida, sobre todo en los lugares donde había más pobreza, siempre quiso apoyar a los jóvenes campesinos, hablaba mucho de las cooperativas. En estos últimos diez años el cambio que ha hecho la revolución es mucho, eso debe llenar de alegría al padre Gaspar, que sus sueños se han cumplido”. Habló que Gaspar era el primero en sumarse al combate y el último en replegarse si era necesario.

El 11 de diciembre, cuando se da a conocer de la caída de Gaspar, las familias nicaragüenses toman la noticia con mucho dolor, pero también convencidos que la decisión de involucrarse en la lucha era la correcta.

Don Emilio González recuerda que durante varios días en San Juan del Sur se realizaron 30 misas por el eterno descanso del padre Gaspar, esto a pesar que la guardia somocista asedió a las miles de familias que salieron a las calles del municipio para recordarlo. Incluso la iglesia fue atacada por la guardia.

El mausoleo del padre Gaspar en Tola, se encuentra a la par de la iglesia donde en muchas ocasiones dio sus homilías. Este año en ocasión del 40 aniversario de su tránsito a la inmortalidad, el pueblo nicaragüense le rendirá honores por su inmensa obra a favor de los más desposeídos.

Muy cerca del mausoleo, a una cuadra vive el compañero Everth Herrera Solís, un histórico colaborador sandinista, que prestó su casa para las reuniones clandestinas entre el padre Gaspar y la dirigencia del FSLN, entre estos Camilo Ortega.

Los jóvenes deben llenarse de Gaspar
Don Everth recordó que esas reuniones sirvieron para encontrar la manera de esconder al padre, su vida corría peligro, era buscado por todas las casas y comunidades rurales.

“Lo conocí a Gaspar en la formación de los delegados de la palabra y si en mi vida conocí a un hombre tan bueno, ese es Gaspar García Laviana, era un hombre de corazón hermoso, eso es inolvidable, conviví con el tantos meses, tantos años, aquí en mi casa dormía, siempre estuvo permanente, una de las cosas que yo agradezco de mi vida, es haber conocido un padre tan honesto que me enseñó a trabajar y un sacerdote que me enseñó a tener un corazón noble”, dice Everth.

Este colaborador histórico se emociona cuando habla de Gaspar, sus ojos se humedecen, y llama a los jóvenes conocer la vida de este sacerdote.

“Hay que fortalecer al Frente Sandinista, los jóvenes deben integrarse más, los jóvenes deben llenarse de más Gaspar, que agarren conciencia, que vean la situación y vean el futuro del país. Mi mensaje es que se llenen de coraje, que se llenen de Gaspar para que el pueblo siga la huella que dejó Gaspar de cariño, de amor y de entrega”.

Fuente: El 19 Digital

Esta entrada fue modificada por última vez el 23 de septiembre de 2022 a las 3:48 PM