Justicia climática: a Perspectiva nicaragüense

Foto cortesía / Esta crisis se ha intensificado en un momento en que el país también se enfrenta a Covid-19 y las consecuencias de las sanciones estadounidenses.

En diciembre de 2020, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que los seres humanos están librando una guerra “suicida” contra el mundo natural, que es “Devastando nuestro planeta. La naturaleza contraataca con creciente furia, la biodiversidad se está derrumbando … “

Nicaragua es un pequeño país centroamericano aproximadamente del tamaño de Inglaterra y Gales con una población de 6,5 millones.

Si bien es rico en recursos, se ha empobrecido debido a su papel histórico de atender las necesidades y deseos de los países del Norte.

Aunque contribuye solo con el 0.03% de las emisiones globales de carbono, Nicaragua es un ejemplo de un país en desarrollo con sus ciudadanos más marginados sufriendo las peores consecuencias de una crisis climática de la cual tienen la menor responsabilidad.

Esta crisis se ha intensificado en un momento en que el país también se enfrenta a Covid-19 y las consecuencias de las sanciones estadounidenses.

Los fenómenos meteorológicos extremos son objeto de titulares de noticias temporales. Pero los más   marginados, incluidos los pequeños agricultores, afrontan la crisis climática a diario debido a los efectos debilitantes del aumento de las temperaturas, el clima errático, y enfermedades de los cultivos.

Esto a su vez conduce a mayores costos, reducción de ingresos, inseguridad alimentaria, desempleo, un aumento de la pobreza y fomenta la migración a las ciudades y al extranjero.

¿Qué es la justicia climática?

Justicia climática = poner fin a la sobreproducción, el consumo y el desperdicio sin sentido en un planeta con recursos finitos que se degradan rápidamente.

Justicia climática = escuchar y actuar sobre las perspectivas de quienes ya empobrecidos por múltiples injusticias, particularmente en países del Sur Global: los que son menos responsables de la crisis climática pero que sufren los más graves consecuencias.

Justicia climática = COP26 en noviembre comprometiéndose con medidas para construir un planeta circular sostenible de cero emisiones para 2050 y financiación climática de al menos US$100 mil millones anuales para países en desarrollo que incluye pérdidas y daños así como mitigación y adaptación.

Justicia climática = lucha por los derechos de los pequeños agricultores y pueblos indígenas que están tomando medidas para enfriar el planeta mediante el uso de agroecología y métodos de cultivo respetuosos con las personas y el planeta.

Cambiar el sistema, no el clima: pequeños agricultores e indígenas la gente que enfría el planeta

Cooperativa de mujeres Gloria Quintanilla: transformando vidas, protegiendo la tierra.

Con sede en la comunidad rural de Santa Julia al sur de Managua, la Cooperativa constituida en 2008, cuenta con veinte miembros. Son campesinos que cultivan diversas variedades de frutas y verduras y también café. 

A través de una larga lucha han transformado la vida de toda la comunidad a través de su compromiso con la soberanía alimentaria, la agroecología, la igualdad de género, los derechos a la tierra y justicia climática.

“Antes no teníamos tierra, éramos trabajadores que vivíamos en campamentos en grandes fincas, explotados, maltratados, humillados y despedidos con facilidad. Ahora gracias a la Revolución Sandinista (programa de reforma agraria) tenemos nuestra propia tierra… ”.  Eloisa García

La agroecología es fundamental para la transformación de la comunidad: “Usamos agroecología porque de esta manera cuidamos nuestras fincas, nuestra salud y (el bienestar) de las generaciones futuras.

Como defensores de los derechos de las mujeres y las niñas, la Cooperativa está construyendo un entendimiento que ‘los hombres y las mujeres nacen con los mismos derechos y la igualdad oportunidades.”

Este legado se transmitirá a la próxima generación y es muy importante para toda la comunidad: “No queremos decir a los jóvenes que miren, les dejé esta parcela de tierra que está completamente destruida. Queremos darles algo bueno que estarán agradecidos para que aprendan a amar su tierra”.

La Cooperativa Gloria Quintanilla es una organización miembro de la organización nicaragüense Asociación de Trabajadores Rurales (ATC).  El ATC es miembro fundador de La Vía Campesina (LVC), el movimiento global de millones de campesinos e indígenas que están empleando sistema de producción basado en alimentos saludables, producidos localmente y transformación que respete a las personas y al planeta.

LVC cree que el sistema globalizado e insostenible de producción de alimentos controlados por empresas transnacionales contribuyen significativamente  a la crisis del clima y de la biodiversidad, y está profundizando la concentración de poder, riqueza y tierra en manos de unos pocos.

Estas “falsas soluciones” [a la crisis climática] resultarán en empujar a más personas fuera de sus tierras -personas que han tenido una relación con la tierra durante siglos.  Esto se debe a que ven la agricultura como un negocio, no como un derecho humano para permitir a las personas comer y vivir en armonía con la naturaleza. ‘

LVC sostiene que el capitalismo ha colonizado todos los aspectos de nuestras vidas de una manera que todo lo abarca. Por lo tanto, abordar las causas fundamentales de las consecuencias también debe hacerse holísticamente, reconociendo que la justicia climática es inseparable de la transformación económica.

‘La COP26 es un espacio importante para nosotros, pero lo más importante es nuestra labor ideológica y luchas prácticas de base en nuestras comunidades y territorios, somos nosotros quienes estamos enfriando el planeta mediante la práctica de la agroecología y la soberanía alimentaria”. Amaru Torrez, Colectivo Justicia Climática, La Vía Campesina.

Versión inglés

Climate Justice:

the Nicaraguan perspective

In December 2020, UN general secretary, Antonio Guterres, warned that hu-mans are waging a “suicidal” war against the natural world, which is “devastating our planet. Nature is striking back with gathering fury, biodiversity is collapsing….”

Nicaragua is a small Central American country roughly the size of England and Wales with a population of 6.5 million.

While rich in resources it has been made poor through its historical role of serving the needs and wants of countries of the North.

Although contributing only 0.03% of global carbon emissions, Nica-ragua is an example of a developing country with its most marginal-ised citizens suffering the worst consequences of a climate crisis for which they bear least responsibility.

This crisis has intensified at a time when the country is also confront-ing Covid-19 and the consequences of US sanctions.

Extreme weather events make temporary headline news. But the most marginalised including small scale farmers confront the climate crisis on a daily basis because of the debilitating effects of rising temperatures, erratic weather, and crop diseases.

This in turn leads to higher costs, reduction of income, food insecurity, unemployment, an  increase in poverty, and fuels migration to cities and abroad.

What is climate justice?

Climate justice = ending mindless over- production, consumption and waste on an planet with finite, rapidly degrading resources.

Climate justice = listening to and acting on the perspectives  of those already impoverished  by multiple injustices particularly in countries in the Global South: those least responsible for the climate crisis suffer the most grave consequences.

Climate justice = COP26 in November  committing to measures to build a  sustainable circular net zero planet by 2050 and climate finance of at least US$100bn annually for  developing countries that includes losses and damages as well as mitigation and adaptation.

Climate justice = fighting for the rights of small scale farmers and indigenous peoples who are taking action to cool the planet through  using agroecological farming methods that respect people and the planet.

Change the system, not the climate: small scale farmers and indigenous peoples cool the planet

Gloria Quintanilla Women’s Co-operative: transforming lives, protecting the land

Based in the rural community of Santa Julia south of Managua, the Co-operative set up in 2008, has twenty members. They are peasant farmers who grow diverse varieties of fruit and vegetables and also coffee. Through a long struggle they have transformed the lives of the entire community through their commitment to food sovereignty, agroecology, gender equality,  land rights and climate justice.

“Before we had no land, we were workers living in camps on large farms, exploited, treated badly, humiliated and easily sacked. Now thanks to the Sandinista Revolution (agrarian reform programme) we have our own land….” Eloisa Garcia

Agroecology is fundamental to the community’s transformation: “We use agroecology because in this way we take care of our farms, our health and (the wellbeing) of future generations.”

As defenders of the rights of women and girls the Co-operative is building an understanding that ‘men and women are born with equal rights and equal opportunities.’

This legacy will be passed on to the next generation and is all im-portant to the whole community: “We don’t want to tell young peo-ple look I have left you this plot of land that is completely destroyed. We want to give them something good that they will be grateful for so they can learn to love their land.”

The Gloria Quintanilla Co-operative is a member organisation of the Nicaraguan Rural Workers Association (ATC).

The ATC is a founder member of La Via Campesina (LVC), the glob-al movement of millions peasants and indigenous peoples who are employing a food production system based on healthy, locally pro-duced food and social transformation that respects people and the planet.

LVC believes that the globalised, unsustainable system of food pro-duction controlled by transnational corporations significantly contrib-ute to the climate and biodiversity crisis, and is deepening the con-centration of power, wealth and land in the hands of the few.

These ‘false solutions’ [to the climate crisis] will result in pushing more people off the land – people who have had a relationship with the land for centuries. This is because they see farming as a business, not as a human right to enable people to eat and live in harmony with nature.’

LVC argues that capitalism has colonised all aspects of our lives in a way that is all encompassing. Therefore addressing the root causes of the consequences must also be holistic recognising that climate jus-tice is inseparable from social and economic transformation.

‘COP26 is an important space for us but more important is our ideological and practical grassroots struggles in our communities and territories, it is us who are cooling the  planet through practising agroecology and food sover-eignty.’ Amaru Torrez, Climate Justice Collective, La Via Campesina.