Rubén Darío fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, uno de los escritores más brillantes de la literatura universal, padre del Modernismo y Príncipe de las Letras Castellanas. Nació en Metapa, Nicaragua, el 18 de enero de 1867 y falleció a los 49 años, el 6 de febrero de 1916, en León, Nicaragua.
En el 149 aniversario de su natalicio y en el Centenario de su tránsito a la inmortalidad, la obra de Darío sigue vigente. Él despertó la conciencia, ¡fue punzante!; dio nuevos brillos a la lengua española; y lleno de gloria a Nicaragua.
El pensamiento del poeta ha sido ampliamente estudiado por intelectuales nacionales y extranjeros que encuentran en Darío un hombre revolucionario y visionario.
María Jesús Mejía, miembro del Comité Dariano de Ciudad Darío, tiene décadas estudiando la obra de Darío y afirma que siempre encuentra algo nuevo en sus poemas y escritos.
«Si hablamos del contenido social, lo refleja todo en «Azul…”; Azul es un libro que aunque no es el principal, ahí se refleja la vida que vivía la gente, el hambre… donde se miraba la burguesía que ostentaba el rico y el hambre que pasaba el pueblo. Eso lo vemos en El Fardo, en El Rey Burgués, en La Canción del Oro. Si leemos detenidamente esos poemas nos sensibilizan, nos da fio, nos presentan la realidad que todavía en algunos países se está viviendo y él ya lo hablaba porque era visionario», explica Mejía.
La fiesta más importante del siglo
Este 149 aniversario del natalicio de Darío y Centenario de su tránsito a la inmortalidad, es sin lugar a dudas la fiesta del Siglo, opina el maestro José Concepción Alarcón, quien durante décadas ha dedicado su vida para promover a Rubén Darío como un valor nicaragüense.
«Para Ciudad Darío, para Nicaragua, para los artistas, para los ciudadanos, para toda la población en general es la fiesta más importante del siglo. Celebrar a Rubén Darío en su primer centenario del paso a la inmortalidad es celebrar que Dios nos permitió que naciera y viviera en este país un hombre sabio, genio… un hombre que pudo ilustrar el pensamiento con la belleza que viene del alma», explicó.
Para Alarcón, la obra de Darío es inmensamente poderosa y refleja su visión sobre el presente y el futuro.
«Fue un hombre visionario. Pudo prever la catástrofe de invasiones, pudo prever el amor. Rubén Darío fue un genio que muchos lugares no los visitó pero sí tuvo la gran capacidad de escribir como que haya estado en esos lugares. Para nosotros hablar de Rubén Darío es hablar del genio, ese hombre que dio luz a la lengua en el mundo entero; que pudo cambiar, que pudo revolucionar la métrica, que pudo hacer aportes en la poesía con sus grandes escritos», señaló.
Darío: el visionario con conciencia social
Manuela Sacasa, miembro del Comité Organizador del Simposio Dariano en la ciudad de León, ha estudiado la vida de Darío desde hace varios años.
Sacasa explica que uno de los escenarios más importantes donde Darío reveló su grandeza siendo un joven, fue el Teatro Municipal José de la Cruz Mena, cuya primera piedra fue colocada por Rubén cuando apenas tenía 13 o 14 años.
Años después, Rubén partió de su querido León de Nicaragua, para darle gloria a su país.
Darío marcó el camino del cambio a la modernidad. «Esa era la visión que Rubén venia a cumplir a la Tierra, a darle a Nicaragua una alba de oro que perdura y la tenemos maravillosamente bien, porque nadie en el mundo, en 100 años que tiene de haber traspasado las puertas del cielo, de estar cerca de Dios, no ha habido otro que haga un cambio tan completo en las crónicas, en el periodismo, en la poesía, en la prosa como Rubén Darío», sostiene Sacasa.
Para el mundo, Darío marcó una nueva ruta de la literatura y llegó a todos desde su poesía. Su nacionalismo quedó marcado en toda su obra.
«Ese nacionalismo dice que nosotros valemos como Latinoamérica, somos una región que tenemos mucho que dar al mundo; y eso lo estamos logrando, por eso estamos celebrando en este centenario el Alba de Oro, porque a pesar de todo lo que nos han querido hacer, de todas las invasiones, el nicaragüense sigue enérgicamente de pie, luchando por su nacionalidad, por su dignidad», valoró.
Por su parte, Miguel Ángel Martínez, del Museo Archivo Rubén Darío, recordó que Darío fue un hombre con conciencia social.
«Rubén nos dejó el legado de independizarnos culturalmente, Rubén nos da la independencia, nos pone a la cabeza de la literatura hispanoamericana. En la crónica de Rubén encontramos crónica social, crónica política, que debe de ser estudiada, y donde Rubén denuncia las injusticias sociales. Él está al día de lo que pasa en la economía, de lo que está pasando no sólo en América, sino en Europa, donde vivió. Fue un hombre consciente de los problemas sociales», aseguró Martínez.
Niños aprenden sobre Darío
En León son muchos los lugares que recuerdan al bardo nicaragüense. En el centro del parque «Los Poetas, recientemente remodelado, se exhibe una estatua gigante del poeta nicaragüense y le rodean bustos de los principales poetas del país.
En la entrada del Teatro Municipal «José de la Cruz Mena», están labradas en bronce las musas darianas con sus instrumentos musicales; en la Catedral, un León doliente cuida la última morada de Darío.
Y en un pequeño parque ubicado frente a la Iglesia San Juan de Dios, docenas de niños y jóvenes ensayan los poemas de Darío, acompañados por su profesor Carlos Rodríguez, experto en declamación y oratoria.
La escuela, es un nuevo proyecto que ha sobrevivido a lo largo de los meses, gracias al empeño de Carlos Martínez y de Víctor Gutiérrez, quienes se han preocupado por cultivar en los jóvenes leoneses el amor al poeta que tantas glorias dejó al país.
En la escuela los niños ensayan poemas, estudian su contenido y aprenden a declamarlos en público.
El maestro Carlos Rodríguez opina que «la obra de Darío es una genialidad enorme».
«Se nota el antiimperialismo de Rubén, se nota la fe, el amor, la firmeza con la que canta él, es un personaje futurista cuando en «Oda a Roosevelt» hace notar las barbaries que se han cometido contra los pueblos humildes y sencillos», indica Rodríguez.
«Aquí lo que hacemos es promover la poesía de nuestro Rubén, que es la que llega al pueblo, que se haga una interpretación autentica de la poesía de Rubén, que no se pierda la autenticidad de la rima y el verdadero sentido de interpretación de la poesía de Darío», añade.
Los niños que ensayan poemas emblemáticos de la obra de Darío, están más que listos para participar en los homenajes que la ciudad de León ha preparado para conmemorar el 149 aniversario del natalicio y el Centenario del paso a la inmortalidad del gran poeta nicaragüense.
Esta entrada fue modificada por última vez el 18 de enero de 2016 a las 9:40 AM